Gilmar Gutiérrez
Víctima de la inseguridad
Yo estaba con unos 15 compañeros del Partido Sociedad Patriótica (PSP) comiendo unos cangrejos en un restaurante en el norte de Guayaquil. Fuimos al sitio luego de concluir un recorrido por la consulta popular.
Mientras comíamos vimos que tres hombres entraron al sitio y se acercaron directamente a nuestra mesa. Uno de ellos me apuntó con su pistola. Lo único que hice fue virar la cabeza como si fuera a recibir un golpe. Pensé que venía a dispararme, que se trataba de un ataque de sicariato.
Solo me quedé mirándolo sin poder reaccionar esperando el disparo. ¿Qué podía hacer? Gracias a una resolución oficial que suspendió el porte de armas todos estábamos desarmados. Solo los ladrones andan con sus 9 milímetros. Yo no tengo guardaespaldas. Si tuviéramos armas hubiera sido diferente, porque los ladrones no podrían andar a sus anchas asaltando a la gente por la ciudad.
Creí que iban a matarme, gracias a Dios no fue así.
El asalto duró unos tres minutos, pero para mí fue una eternidad. Yo no vi que robaran en ninguna otra mesa. A mí se me llevaron dos celulares, un Nokia y un BlackBerry. También me quitaron una cadena de oro. Calculo que todo suma unos 2 000 dólares, pero más que el dinero es el susto de ver a alguien apuntándote a la cara con una pistola todo el tiempo.
Aparte que el delincuente que me apuntaba a mí, había otro que tenía el arma en el cuello de un compañero del partido. También había un tercer hombre que se encargaba de quitarle las pertenencias a todos los de mi mesa. Dicen que además habían participado dos mujeres, pero yo solamente vi a tres personas.
Cuando se fueron los delincuentes, la gente dejó el miedo y lo transformó en rabia. Una mujer que estaba en la mesa de al lado me contó que esa era la tercera vez que presenciaba un asalto. La anterior semana había sido víctima de secuestro exprés y antes entraron ladrones a su casa.
Esta vez también fue la tercera vez que me robaron, pero la primera en Guayaquil. He sido víctima de la delincuencia en Quito. Hace cinco años me asaltaron mientras manejaba mi carro en norte de la ciudad, cuando aún era militar en servicio activo. En otra ocasión, robaron en mi departamento mientras yo dormía.
Unos 10 minutos después de que terminara este asalto en Guayaquil, llegaron unos policías a darnos la noticia de que habían capturado a tres hombres. Nos invitaron a poner la denuncia. Hasta las 00:00 rendimos nuestras versiones de lo sucedido.