‘Dos por uno, dos por uno”, coreaban a gritos los internos del Centro de Rehabilitación Social de Varones, de Guayaquil, al presidente Rafael Correa, en su visita de ayer. Ellos estaban parados junto a las ventanas de los pabellones y sacaban los brazos por las hendijas para saludarlo.
En el primer pabellón, dos presos le dieron dos cartas. También lo acompañaron los ministros de Justicia, José Serrano, y de Seguridad Interna, Homero Arellano; y su asesor personal, Gustavo Jalkh. El grupo llegó un día después de que militares y policías ingresaran a la Penitenciaría para hacer una requisa, en la que hallaron 31 armas blancas, drogas y otros objetos.
Correa luego se dirigió al patio del pabellón A. Uno de los guías reclamó a su compañero porque allí estaban unos 100 presos y la orden había sido que todos debían estar en sus celdas. Sin embargo, ellos fueron respetuosos y corearon: “Alerta, alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina”. Un interno llamó la atención de Correa al decirle: “Yo soy mula, no soy narco”. Con un megáfono en mano, el Presidente respondió que será corregida la “ley de drogas” y que la actual es “un invento gringo”. A las 15:30 se retiró del lugar con su comitiva. Aprovechó para hablar con los guías penitenciarios aprehendidos por supuestos actos de corrupción.
Las internas también gritaban sus pedidos. “¡El indulto! Por 2 gramos estoy aquí y los narcotraficantes están afuera”, gritaba Mariela P., mientras empujaba el coche de su bebé de 5 meses.
La española Laila M., con su guitarra, entonó una canción.
Con un micrófono, el Mandatario mencionó que mejorar la infraestructura de los centros de rehabilitación es parte de la política de seguridad del Gobierno y pidió que colaboraran con la paz de la ciudadanía. Allí también aseguró que se darán cambios en la Justicia.