Silvia Iturralde llegó angustiada la mañana de ayer al Centro de Rehabilitación Social, en el kilómetro 18 de la vía a Daule, en el norte de Guayaquil. Viajó dos horas, desde su hogar en Vinces (Los Ríos) para verificar que su hijo Moisés Choez, detenido allí , esté a salvo.
A las 20:00 del domingo ocurrieron dos detonaciones en la cárcel. “Hubo un intento de fuga en el centro de máxima seguridad”, explicó Ledy Zúñiga, subsecretaria de Rehabilitación Social.
Pero ninguno de los reos escapó. Ayer no hubo una información precisa del número de reclusos en el pabellón. Zúgiña dijo que son 70 y la Policía 79. En esa cárcel están los hermanos Édison y Miguel Ostaiza y Óscar Caranqui, enjuiciados por presunta vinculación al tráfico de drogas.
Personas no identificadas colocaron explosivos en la pared lateral izquierda de la cárcel. En ese momento los reos se encontraban en sus celdas. Los guías penitenciarios, que se ubican en la terraza, no se percataron que los objetos explosivos se colocaron en ese lado externo del pabellón. El centro de seguridad está en medio de un amplio terreno desierto, que hasta el domingo en la noche no contaba con resguardo policial.
Al costado izquierdo hay unas pocas viviendas en un callejón de tierra, desde ahí era posible ingresar al área de la cárcel. Desde ayer personal del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) custodia esta zona y patrulla los alrededores.
Esa noche la casa de Shirley Cañizares, moradora del sector, se estremeció. “Parecía un temblor”, recuerda. Luego se escucharon disparos por alrededor de 20 minutos. A lo lejos sonaron las sirenas de carros policiales y ambulancias.
“Está descartado totalmente que el material explosivo haya sido puesto desde adentro, no existen armas adentro”, señaló Zúñiga. La detonación abrió dos grandes orificios en la pared, pero no logró romper el cerco eléctrico.
Producto de la onda expansiva dos guías resultaron heridos por esquirlas y tres reclusos tuvieron daños de perdigones. Aunque no hubo enfrentamiento, los guardias realizaron disparos para controlar los disturbios internos.
Un herido aún está en una casa de salud y a las 14:00 de ayer le realizarían una cirugía de reconstrucción facial, ya que los perdigones se alojaron en sus pómulos.
El gobernador del Guayas, Roberto Cuero, dijo que la situación se controló en 45 minutos. Él acompañó a Juan Ruales, jefe del IV Distrito de Policía; y a Miguel Chiriboga, jefe de Guayas (e), en una rueda de prensa en el Comando.
Como medida de control la Subsecretaria de Rehabilitación Social anunció que se iluminará el área que rodea la cárcel y colocarán garitas para los policías. Se presume que el material que ocasionó la detonación fue dinamita o pentolita.
Esa noche, la Fuerza de Tarea Conjunta de las FF.AA. movilizó cuatro tanquetas militares para apoyar la seguridad en la cárcel.
El estado de excepción decretado el jueves pasado, concluye hoy a las 15:00. Pero la gente en las calles aún tiene temor por el caos que ocurrió durante la rebelión policial. Rubén V. esperaba ayer un bus en la av. 25 de julio, en el sur, cobijado por una carpa de la Policía, pero ahí no había gendarmes. “Aquí no ha venido nadie hoy, desde la mañana”. El hombre quien trabaja en la zona.
En la ciudadela 9 de Octubre, frente a un Puesto de Auxilio Inmediato (PAI), Luis trabaja en una construcción y comentó que allí tampoco llegó ningún policía. El lugar estaba cerrado a las 12:20.
En el Hospital del Seguro Social también se nota el vacío, ya que diariamente suelen llegar 25 policías pero ayer solo fue uno.
Ruales dijo la Policía debe recuperar la confianza de la ciudadanía y hasta ahora no hay sancionados por las protestas del jueves.