La fuga de dos reclusos ha puesto en entredicho la seguridad en el Centro de Rehabilitación Social de Ambato. Alberto M. y Roberto Q. se escaparon la semana pasada por la azotea y se deslizaron por un poste de alumbrado público. Nadie notó su ausencia hasta después de 45 minutos.
La fuga ocurrió entre las 18:45 y 19:00. Alberto M. estaba detenido por ser el principal sospechoso de la muerte de su hijastro de dos años. El menor fue muerto a golpes en un hostal del centro de Ambato el pasado 13 de septiembre.
La cárcel ambateña está considerada dentro de la categoría de mínima seguridad. En la actualidad alberga a 269 personas por diversos delitos: asaltos, robos, violaciones, posesión y tráfico de drogas.
Para Marielena Sánchez, directora del centro de rehabilitación, la reciente fuga pone en evidencia un problema antiguo: la falta de personal. “No puedo decirle la cantidad exacta de guías que tenemos porque eso sería contraproducente. He solicitado a la Dirección Nacional de Rehabilitación Social que se eleven los muros de la cárcel y se haga un estudio de la peligrosidad de los internos”, señaló Sánchez.
La cárcel de Ambato, situada al oriente de la urbe, es nueva.
Se construyó en el 2008. Actualmente se edifican tres garitas para reforzar la seguridad.
Minutos antes de escapar, los dos internos se encontraban en el pabellón uno, en una celda de aislamiento. “Los demás internos querían matar a uno de ellos por el asesinato de un niño”, señaló Rodrigo N., otro guía que opera en el lugar.