Sobre una lata de metal, personas alejadas del fuego y sin introducir juegos artificiales dentro del monigote, son las recomendaciones que se debería seguir para quemar los monigotes de año viejo, según el Cuerpo de Bomberos de Quito. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO
En la noche del 31 de diciembre con “frecuencia” se reportan personas heridas por quemaduras. Así lo reconoce Danilo Mendoza, subjefe de la estación de bomberos La Mariscal en el norte de Quito. La principal razón, una quema indebida de los monigotes. El oficial ha investigado y conoce que durante esta fecha las personas incurren en una serie de errores que terminan en incidentes.
Entre los más frecuentes está el uso de combustible para incinerar a los años viejos. Según Mendoza la gente utiliza gasolina o diésel para prender a los muñecos, esto se vuelve peligroso pues las personas transportan el combustible en botellas de plástico que en caso de ser alcanzadas por las llamas pueden ocasionar una explosión. Lo mismo ocurre cuando introducen petardos dentro de los monigotes.
Hace dos años le tocó asistir de emergencia a un niño que había saltado sobre un monigote, en medio del salto el petardo explotó y la pierna del menor resultó gravemente afectada. Por eso recomienda que los muñecos sean rellenados con papel periódico y que los niños permanezcan alejados de las llamas.
También pide que cuando enciendan el monigote lo hagan sobre una lata de metal, esto impedirá que el fuego se esparza por la calzada y llegue a puertas o jardines.
Los bomberos también piden que no quemen objetos viejos con el año viejo. Es preferible tirarlos a la basura. Además, dicen que durante la incineración deben tener cerca un balde de agua o de tierra. Estos materiales son de mucha utilidad en caso de que las llamas se expandan.
De igual forma sugieren evitar quemar más de un año viejo en el mismo lugar pues la candela puede llegar a grandes altitudes y afectar a árboles o cables de luz.
En caso de que los años viejos sean muy grandes solicite a la estación de bomberos más cercana colaboración para que un efectivo acompañe en la quema y que esta sea controlada.