El estadounidense Jeffrey Conroy, quien el 19 de abril fue hallado culpable de la muerte del ecuatoriano Marcelo Lucero, en Long Island, fue sentenciado ayer a la pena máxima: 25 años de cárcel.
Cuando el juez Robert Dolyle pronunció esa cifra un murmullo, con reacciones de sorpresa y de satisfacción, inundó la sala de la Corte de Riverhead. Antes de la audiencia, entre los presentes había la extraña sensación de que no asistían a un final feliz.
fakeFCKRemoveLo de ayer fue acudir a presenciar el epílogo de la vida de un joven blanco de 19 años, que tenía por deporte, junto con sus amigos, salir a ‘cazar’ mexicanos y que la noche del 8 de noviembre del 2008 clavó una daga en el pecho de Lucero y le causó la muerte, según la Fiscalía.
¿Tiene algo que decir?, preguntó el Juez a Conroy, esposado y vestido con un terno gris sin corbata y camisa blanca. El joven sin una aparente expresión de arrepentimiento dijo: “Lo siento por lo que le pasó al Sr. Lucero. Mi deseo de todos los días es que esto nunca hubiera pasado”.
A muchos la máxima sentencia los dejó estupefactos y la calificaron de “brutal”. El pastor Dwight Lee Walter, de la Congregación de Patchogue, dijo a este Diario, “aquí nadie ganó, todos perdimos. Esta no es la respuesta, porque aquí tras la muerte de Marcelo no ha pasado nada y los inmigrantes siguen siendo víctimas de racismo”.
“Le dejo en sus manos”, le dijo Joselo Lucero al Juez. “Pero sé que no quiero gente cazando gente y quiero levantar la voz de los que no tienen voz y la de mi hermano que clama justicia, pero es su decisión Sr. Juez continuar con esta discriminación o hacer un cambio”.
Isabel, hermana de Marcelo Lucero, también expresó su dolor ante el Juez: “Me hubiera gustado que el señor Conroy estuviera presente cuando mi madre y yo nos enteramos de la muerte de mi hermano. Sentimos que algo se nos arrebató de nuestras vidas. Mentiría si le digo que le perdono”.
Doyle también tuvo palabras duras para el joven que por el jurado fue encontrado culpable de muerte de Lucero en segundo grado, sin el agravante de odio racial como buscaba la Fiscalía en este caso, lo cual lo hubiera condenado de por vida en la cárcel.
Como “crímenes brutales y sin sentido” calificó el Juez al hecho de que Conroy y sus amigos, quienes también están a la espera de una sentencia, hubieran adoptado como deporte salir a golpear latinos.
Mientras el abogado de Conroy, William Keahon, leía innumerables cartas de amigos pidiendo al Juez misericordia, algunos amigos de Conroy sollozaban y se lamentaban.
Keahon pidió además protección en la cárcel para Conroy, la cual le fue negada. Cuando nadie lo esperaba, el padre de Conroy se levantó y tuvo una violenta reacción frente al Juez. Se preguntó si eso era misericordia y fue escoltado al exterior de la sala por la seguridad de la Corte.
Joselo Lucero expresó su condolencia a la familia Conroy. “Estoy satisfecho, pero también es lamentable que tenga que ser testigo de que se envíe a un chico joven a la cárcel, pero hice lo que tenía que hacer”, dijo.