La seguridad se extremó en el comando de Policía de El Empalme (Guayas).
Tras el operativo del 20 de diciembre, donde se desarticuló a tres grupos, los gendarmes fueron amenazados. “Un informante nos dijo que iban a lanzar una bomba”, asegura un oficial.
El comando está ubicado en el centro de la ciudad. Es un edificio pequeño de dos pisos. En el primero funcionan dos oficinas administrativas y el calabozo.
El último tiene capacidad para 20 detenidos. “Normalmente hay menos”, dice el guardia a cargo del lugar. “Pero en un operativo grande no tenemos en dónde poner a las personas”.
El sitio es insalubre. No tiene ventanas para aplacar los 30 grados centígrados de temperatura promedio que tiene El Empalme. No tiene baño ni camas en buen estado. Pero las condiciones no se diferencian de las que tienen los uniformados que se alojan en el segundo piso de ese cuartel policial.
Duermen en un solo cuarto sin ventanas ni sistema de ventilación. Los toldos y colchones están esparcidos sin orden. El baño no tiene agua potable.
Hay poca iluminación para los 30 uniformados, encargados de la vigilancia del cantón. “Es complicado trabajar en esas condiciones, sobre todo en zonas calientes. Luego del operativo nos abandonaron”, dice un policía.
El Empalme es considerado un centro de operaciones de grupos vinculados con el narcotráfico, el robo de vehículos y la extorsión. Uno de los sectores más peligrosos es la Cooperativa Las Malvinas, en el ingreso a la capital provincial.
Ahí suelen encontrarse los vehículos que son robados para cometer los delitos. También es donde viven los integrantes de los grupos. En el sector opera el cuartel de la Policía Judicial.
Tiene una explanada para guardar los vehículos que son recuperados. Oficinas administrativas y un espacio que los agentes adaptaron como dormitorios para dormir, pero por su ubicación es inseguro.