Apenas empieza la noche, el temor aumenta entre los vecinos y los comerciantes del Comité del Pueblo y de La Bota, sectores populares del norte de Quito. Aseguran que las calles se tornan más inseguras y aumenta el riesgo de ser asaltados.
Pasado las 19:00, la avenida Jorge Garcés, una suerte de columna vertebral del Comité del Pueblo, es el centro de la actividad comercial que se concentra a lo largo de cinco cuadras de la arteria.
En las viviendas y veredas de la avenida funcionan tiendas, panaderías, restaurantes, ferreterías, almacenes de electrodomésticos y de ropa, discotecas, ventas ambulantes, etc. Hasta allí acude gente de Carapungo, Calderón, Llano Chico y otros sectores. Hay movimiento de lunes a domingo, con mayor intensidad entre las 19:00 y 22:00.
Y los moradores atribuyen a que esa afluencia también atrae a los desconocidos que se dedican, sobre todo, al microtráfico de drogas, a los asaltos y robos.
Así, en medio de ese ajetreo, dos mujeres, una con un bebé en brazos, permanecían sentadas en las gradas que dan hacia una vivienda, en la esquina de la avenida Jorge Garcés y la calle Francisco Redobedo. Un tanto sigilosos, dos hombres se acercaron a ellas, intercambiaron algo y se perdieron entre la multitud.
De pronto un patrullero apareció con las luces azul y rojo de la baliza encendidas. Las mujeres se pusieron alerta y rápidamente se mimetizaron entre la gente y las ventas ambulantes.
Pero 10 minutos después, las dos personas volvieron a ubicarse dos cuadras más al sur y esta vez les rodean cinco hombres en una actitud de vigilancia.
Carlos J., hace 35 años morador de este populoso sector ubicado en el norte de Quito, identificó a esas personas como parte de un grupo dedicado a la venta de droga al menudeo (pequeños paquetes que cuestan entre USD 1 y 2).
[[OBJECT]]El vecino contó que este es uno de los principales problemas que agudizan la inseguridad en el Comité del Pueblo y La Bota. “Quienes se pasan con ellas, asaltan a los que caminan por aquí. Les roban las billeteras, los bolsos, celulares y lo que puedan”.
Un oficial, que en su moto patrullaba en la Jorge Garcés, contó que “se ve con frecuencia a mujeres que se alternan en las esquinas para vender la droga”. Pero que para evitar a la Policía, utilizan a sus hijos como emisarios para contactarse con los compradores y para que entreguen el producto. Los menores correteaban por la vereda esquivando a transeúntes y ventas de comida, ropa y hasta de legumbres.
El mayor Juan Carlos Salazar, comandante de la Unidad de Vigilancia Comité del Pueblo, La Bota y del Mirador, corroboró sobre la presencia de expendedores de droga en el sector. “La Policía tiene identificada a una mujer y a su familia como los distribuidores de droga en la zona. Incluso la detuvimos en noviembre pasado, pero un mes después salió libre”.
Sin embargo, el mayor Salazar insistió en que ha bajado el nivel de inseguridad en los sectores cuya vigilancia está a su cargo. Y para eso comparó estadísticas del primer cuatrimestre de este año con las del 2010 (ver tabulado).
No obstante, Carlos J., morador del Comité del Pueblo, tiene otra percepción. Contó que hace dos semanas, a eso de las 03:00, un desconocido trató de falsear la chapa de la puerta principal para ingresar a su vivienda. Un vecino le alertó con una llamada telefónica. A partir de eso decidió reforzar las seguridades.
A 10 metros de allí, hace dos meses y medio, a media tarde siete desconocidos, tres de ellos con armas de fuego, asaltaron una sucursal de una cadena nacional de almacenes. El administrador del local indicó que la Policía llegó 10 minutos después del atraco y ya no se pudo detener a los asaltantes, que huyeron en tres motos.
María (nombre protegido), dueña de una tienda de tejidos, igual teme por la inseguridad y dijo que casi siempre los desconocidos se roban las prendas que exhibe en los exteriores de su local.
En las calles transversales la inseguridad aumenta. En las noches lucen desoladas y con muy poca iluminación. Por eso, por ejemplo, Juana C. y su familia prefieren entrar a su casa antes de las 21:00 y no salir sino al siguiente día. “Solo hoy (el martes) salimos a buscar un regalo, pero siempre caminamos en grupo para cuidarnos”, comentó mientras se encaminaba de prisa por la calle Ángel Espinoza hacia su vivienda, ubicada en la zona (manzana) 11 del Comité del Pueblo.
En tanto, si bien no tiene la misma intensidad comercial que la Jorge Garcés, la calle La Bota (más al norte) también se ve insegura y con similares problemas de delincuencia. A las 21:30 del martes, pocas personas caminaban por el lugar, pero al menos cinco grupos de hombres y mujeres permanecían en varias esquinas. Algunos consumían licor. Los moradores dijeron sentir temor de que al pasar cerca de ellos sean asaltados. Así en esa zozobra viven todos los días los vecinos de La Bota y el Comité del Pueblo.
Tres detenidos, ayer
Según la Unidad de Vigilancia del sector, entre septiembre del 2010 y abril pasado ocurrieron dos homicidios y asesinatos.
También se denunciaron siete asaltos a locales comerciales, 28 robos a personas y 24 a domicilios, 28 robos a carros, etc.
Ayer, la Comandancia de Policía del Distrito Metropolitano anunció la detención de tres hombres que presuntamente asaltaban a los transeúntes en el Comité del Pueblo.