Se dormía en clases o caminaba tambaleante por el patio a la hora del recreo. Su semblante alertó a sus maestros. Ojeras marcadas, rostro pálido, manos heladas. Sus calificaciones bajaron repentinamente y cada vez se aislaba más.
Kevin tiene 17 años y es uno de los 50 estudiantes de un curso de segundo de bachillerato en un colegio del Suburbio de Guayaquil.
Entre las clases de matemática y los partidos de fútbol le ofrecieron la ‘H’, un polvo amarillento empaquetado en una funda diminuta, de medio centímetro. Pagaba hasta USD 3 por cada dosis.
“Hablar de la ‘H’ (heroína), la perica (cocaína) o la hierba (marihuana) es común entre los chicos”, dice el doctor Wilfrido Parrales. Él trabaja en el departamento médico de un colegio y asegura que el problema no es nuevo. Sin embargo, no es un tema que se debata en las aulas. Hay establecimientos en donde apenas se da una charla al año.
Hoy la Subsecretaría de Educación de Guayaquil dará un taller preventivo y la Policía apenas estrena el plan Colegio Seguro.
Esto ocurre pese a que en el país existe el Plan Nacional de Prevención de Drogas. Ese informe fue presentado en el 2004, se reeditó este año y se planificó hasta el 2013 con un presupuesto de USD 91,3 millones.
En Quito también aparecen falencias. Hay establecimientos sin programas, otros en donde se realizan tres jornadas de orientación familiar cada año o simplemente se desarrollan talleres que duran siete semanas.
Profesores de un colegio del norte de la capital advierten que en esos talleres se elaboran carteles y estos se colocan en los corredores.
Un instructivo reeditado
Hace dos años, debido a conflictos que se presentaban entre estudiantes de los colegios, la entonces Subsecretaría de Educación del Litoral, elaboró el Instructivo de Disciplina para Guayaquil.
Un censo a los vendedores que permanecen en las afueras de los planteles, el uso de mochilas transparentes y que la Policía escolte hasta los colegios a quienes se fugan eran algunas medidas.
El miércoles, la viceministra de Educación, Mónica Franco, presentó la reedición de ese instructivo. Lo denominaron Protección Integral para el Alumno. Y se planteó algo similar, pues se habla desde carnetizar a los que venden en las afueras de colegios hasta una capacitación de la Policía Antinarcóticos para profesores, alumnos y padres de familia.
Pero la psicóloga Carmen Peralta considera que se deja de lado la capacitación de los educadores. “El maestro no solo debe dar la clase. Debe saber identificar qué pasa con el chico, hacerse su amigo, hablar con sus padres, porque por lo general el problema surge en el hogar, y tenderle la mano”.
En diálogos con jóvenes, la especialista descubrió las estrategias que usan para ocultar alcaloides: las corbatas de los uniformes, las tapas de los esferográficos, pequeños sobres de papel, etc.
La última encuesta del Consejo Nacional de Sustancias Psicotrópicas y Estupefacientes (Consep) sobre consumo de alcaloides en adolescentes reveló que la edad promedio del primer consumo era de 12,9 años.
La edad promedio del primer consumo de marihuana y cocaína era entre los 14,4 y 14,6 años, respectivamente. Las cifras son a escala nacional. En Guayaquil, el 4,8% de jóvenes encuestados aseguró haber probado marihuana en el último mes.
La vigilancia
Cuando Kevin probó la ‘H’ por primera vez se sintió “bacán”, sintió que no podía despegarse de ella y que era aceptado en el grupo. Al principio decidió callar, porque no era un tema para discutir “con grandes”. Cuando lo recuerda se mordisquea las uñas de las manos.
Diego Plúas, coordinador de jóvenes de la Asociación Pro Bienestar de la Familia Ecuatoriana (Aprofe), cree que el gran error ha sido no discutir el tema. “Con el fallecimiento de una niña de 13 años (de un colegio guayaquileño) se encendieron las alarmas y se quiere tomar medidas. Pero el problema siempre estuvo presente. Hay que interesarse más por lo que piensa el adolescente”.
A Kevin le gusta el hip hop. En horas libres, en hojas raídas arrancadas de su cuaderno de lenguaje compone canciones pegajosas que entona en los recreos. “Amigos les voy a cantar/ una historia que es familiar/ es la hora ya de empezar…”, entona al ritmo de los aplausos de la gente.
Y hace una pausa. “Aquí todos saben que venden droga. Dan en sobres de hasta un dólar. Yo no me he metido porque no me gusta esa movida”, dice el adolescente. Él apenas tiene 15 años.
El microtráfico
La tarde del miércoles, la Policía Antinarcóticos del Guayas decomisó 1 600 dosis de marihuana y 50 gramos de cocaína en una vivienda frente a un colegio público del norte de Guayaquil.
La Policía dice que los cargamentos destinados al microtráfico van a las escuelas. Un informe de Antinarcóticos revela que el año pasado, seis de las 26 toneladas incautadas en el país estaban destinadas a la venta al menudeo.
En el primer semestre de este año se han incautado de 21 toneladas de carga ilegal. Los agentes indican que siete estaban destinadas para la venta en las calles.
La Policía de Guayaquil sostiene que La Florida es uno de los sectores en donde se ha extendido el microtráfico. Otros cinco sectores del noroeste, sur y centro de la ciudad también están identificados como focos para esta actividad montada por grupos ilegales.
Antinarcóticos revela más datos sobre la microventa de marihuana. Los agentes detectaron que al menos un grupo ilegal se dedica a traficar grandes cargamentos desde Perú, para luego distribuir en pequeñas dosis en la ciudad.
Los 300 kilos de marihuana hallados dentro de un carro en un sector del Suburbio lo corroborarían, según las investigaciones realizadas por la Policía.
Una guía preventiva
La Policía tiene programas en favor de los jóvenes. Allí están, por ejemplo, Escuela segura y Campo estudiantil de orden y seguridad ciudadana. Estos buscan prevenir la violencia y el consumo de drogas.
En los programas participan las policías comunitarias con líderes juveniles y estudiantiles. Las charlas se realizan en planteles y casas comunales.
En junio, el Consep comenzó a montar una nueva encuesta sobre el consumo de drogas en instituciones educativas. Los primeros datos se recogen en planteles de la región Costa.
Hasta agosto pasado, 670 personas fueron detenidas en Guayas, por microtráfico de drogas. Esto, según la Policía Antinarcóticos que opera en esta jurisdicción.
Según la encuesta que sobre el consumo de drogas en estudiantes del país levantó el Consep en el 2008, el 2,6% de los consultados reconoció que le ofrecieron droga en el colegio.
Judith Vintimilla. Directora UCA: ‘La sanción no es la cura’
Cuando hablamos de adolescentes y drogas hay que partir de una base: la familia y el colegio. Ambos espacios deben estar capacitados para tratar el problema. Imponer normas como mochilas transparentes o el cambio de colegio si le encuentra droga a un chico son mecanismos paliativos.
La sanción no es cura. Cada colegio debe formar grupos de apoyo, con médicos, psicólogos, orientadores y padres, que apliquen la psicoeducación como terapia, para que juntos conozcan los riesgos del consumo de estupefacientes. Hay que saber que el alcohol es la puerta de entrada a las drogas.
Luego, por relación, viene el tabaco y por curiosidad se llega a la marihuana. De ahí se está a un paso de la base, la cocaína y ahora, con mucha fuerza, la heroína.