Frente a la tarima se tendió una alfombra roja. La ceremonia fue especial. Era el 18 de junio pasado, y esa mañana el ministro del Interior, José Serrano, entregaba los nuevos uniformes para la Policía.
Cinco meses después, esa indumentaria ya no se usa. Los policías recibieron una notificación urgente para que dejaran de hacerlo, pues perdieron su color original.
Esto ocurrió, pese a que las 42 000 unidades costaron USD 7 millones. Altos oficiales confirmaron esta información y aseguraron que en estos días en las provincias incluso se comenzó a recoger las prendas para rediseñarlas y mejorarlas.
En el contrato se dice que la nueva indumentaria consiste en pantalones verde oliva con bolsillos, camisa caqui, botines negros y gorra verde. En el parche distintivo constan los nombres y apellidos con letras grandes.
Pero el viernes, un comandante que pidió no revelar su identidad sostuvo que la empresa vendedora deberá cumplir las especificaciones en cuanto a la calidad (textura y color) de la tela.
Quien elaboró estos trajes fue una firma que el 19 de abril pasado (Decreto Ejecutivo 1134) pasó en un 100% al Estado y ahora opera con el nombre de Fabrec.
En su cuenta oficial de Twitter, el ministro Serrano anunció acciones penales por presunto peculado en contra de la compañía vendedora. “Lastimosamente esos uniformes fueron contratados directamente por una unidad de la Policía (…)”.
El 19 junio, la agencia oficial Andes publicó una noticia y allí recogió declaraciones de Serrano en las que el funcionario decía: “Las nuevas vestimentas están elaboradas en un tipo de tela especial, con seguridades en los logotipos”. Luego aseguró que “con la medida se evitará la reproducción ilegal” del equipamiento.
En la Policía lo único que se dijo es que de por medio hay una garantía “que se cobrará”. Pero no se dieron más detalles ni montos.
Los policías están molestos. La semana pasada recibieron un telegrama de la Comandancia. Allí se ordenó que volvieran a usar los trajes anteriores que están especificados en el vigente reglamento de 45 páginas. Uno de ellos es el de camuflaje con botas.
En Quito ya se ve a policías con esa vestimenta y chaleco verde fosforescente. El viernes, cuatro de ellos vigilaban así la av. Amazonas, en el norte de Quito. En otros sectores, los gendarmes vestían el tradicional traje verde oliva, zapatos de charol y gorra con visera.
El día cuando se presentó la ropa, en la plaza de San Francisco, se dijo que la idea de ese cambio era que los agentes se acercaran más a los ciudadanos. Esa medida es parte de la reforma policial que se aceleró tras la insubordinación policial del 30-S.
La nueva doctrina de la Policía plantea la creación de una entidad más comunitaria que, por ejemplo, priorice el trabajo con los barrios. Por ahora, los comandantes esperan que se concrete una reunión con el ministro Serrano, para “definir exactamente qué se va a hacer”. En su cuenta de Twitter, Serrano también anunció que presentará una “denuncia y solicitud de examen especial a Contraloría (por este caso)”.
Información oficial señala que en este momento la única empresa autorizada para fabricar vestimenta policial es Fabrec. Según una publicación de Andes, esa firma tiene un contrato con el Ministerio del Interior. Por ahora, se desconoce cuándo comenzará el rediseño para el nuevo uniforme.
Los trajes de la Policía
La institución uniformada cuenta con cinco clases de trajes de uso regular, según el reglamento de uniformes para el personal de la Policía Nacional.
La ropa es de etiqueta, de parada, de gala (social) y de trabajo.
El día cuando se presentó la nueva indumentaria, el Gobierno oficializó también la entrega de 100 motocicletas y 30 bicicletas para los policías del Distrito Metropolitano de Quito.
Los nuevos vehículos operan en 22 provincias del Ecuador. Cada patrullero cuenta con un sistema de GPS y radios de comunicación. La idea es que los equipos permitan atender con rapidez las emergencias que se presenten en la Policía.
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