La pequeña casa de dos pisos está cubierta con láminas de aluminio clavadas a seis palos. La puerta negra permanece cerrada con un candado y los detenidos miran por la única ventana que allí existe. Es el Centro de Detención Provisional (CDP) de Azogues, en el Austro.
En la planta baja permanecen los contraventores varones. El pasado lunes, allí durmieron seis personas. Solo hay dos esponjas que están botadas en un desgastado piso de cemento. Cuatro fueron arrestados por supuesto escándalo público y el resto por presunto maltrato familiar y por conducir borrachos.
No hay sanitarios y uno de los detenidos contó que se orinan en botellas de plástico. “Solo para las deposiciones nos sacan y nos llevan a unos baños de la Policía”.
En el país hay 15 CDP (siete son manejados por el Ministerio de Justicia y el resto por la Policía).
Un estudio de la Veeduría al sistema penitenciario, que se presentó en diciembre, reveló que no solo el CDP de esta ciudad presenta problemas, sino de 12 ciudades más.
Por ejemplo, en Quito se identificaron cuatro lugares de este tipo y de ellos se dice que “los menajes son insuficientes” y que “los existentes se encuentran en mal estado”. Además, se habla de una infraestructura en “mal estado” y que “no da seguridades”.
En Guayas, en cambio, se advierte que la “infraestructura no cuenta con servicios higiénicos”.
Del CDP de Babahoyo se indica que “la infraestructura se encuentra en pésimo estado” y que “la Policía no cuenta con un manual de procedimiento de ingreso y egreso de detenidos”. En el informe se dice que “los Policías no cuentan con capacitación para el tratamiento” de los internos.
Hay más revelaciones. Según el documento de la Veeduría, los presos del CDP de Latacunga “duermen en el piso” y “las celdas no dan garantías mínimas”.
En Saraguro (Loja) “no existen celdas para mujeres”.
En Cuenca, “las baterías sanitarias, duchas y alcantarillado no funcionan”. En Azogues se construye un nuevo CDP. Son dos cuartos, pero pequeños. Tienen techos de aluminio. A un costado se construye un sanitario.
Las paredes aún están a medio terminar. Lucen pintadas, aunque sin puertas ni ventanas. Allí serán recluidos los contraventores y detenidos en flagrancia que buscan que el caso se aclare.
En la capital de Cañar, el Centro de Detención Provisional para mujeres tampoco tiene baños y apenas hay una esponja para dormir. Una aprehendida relató que ellas usan botellas para orinar. No tienen frazadas y la mujer que hace dos días fue detenida por escándalo público está agripada.
[[OBJECT]]
La cárcel de Azogues
La prisión fue construida hace 40 años y está diseñada para albergar a 90 personas, pero ahora en seis pabellones conviven 197.
Esta estructura ocupa dos hectáreas, en el barrio Shishiquín Alto, en la zona baja del cerro del mismo nombre, a cinco minutos del centro de Azogues. Se accede por la Julio Tobías Torres, una calle de tierra y llena de baches.
La fachada de las paredes de ingreso al complejo carcelario es sombría. Tres policías custodian el entorno y permiten el paso hasta otra garita. Allí hay cuatro carceleros que custodian a los internos y a los visitantes. No obstante, la mañana del 23 de julio pasado, por esa puerta se escapó César M., de 29 años, quien cumplía condena por robo agravado.
El año anterior huyó Arturo G., acusado de una presunta violación. En noviembre del 2010 lo hizo Kleber L., indagado por posibles actos de coyoterismo. El primero salió por la puerta principal y el segundo saltó la pared.
Luis L., de 52 años, cuestiona las condiciones en la que viven los internos. Por su hijo, él supo que “hay compañeros que duermen sobre esponjas en el piso de cemento”. Hace dos meses, la Defensoría del Pueblo tuvo el reporte de que existían 160 internos.
Pero la población aumentó, porque llegaron 33 internos de la cárcel de Cuenca y de otras ciudades. Este dato lo entregó el defensor del Pueblo, Segundo Serrano, quien aseguró que estos traspasos derivaron “en inseguridad e intranquilidad” en el lugar.
A inicios de su administración en el 2007, el Gobierno firmó el primer decreto de emergencia para las cárceles del país por USD 60 millones. El segundo se emitió en el 2010 por USD 40 millones.
La administración de los CDP
En el CDP de Azogues, las paredes están sucias y rayadas con carbón y marcador. “Compañero, cuide su casa”, se dice en uno de los mensajes improvisados.
El informe de la Veeduría coincide con lo que sucede en este lugar y sugiere que el Consejo Nacional de Rehabilitación Social asuma la administración de los CDP. Ayer, en el Ministerio de Justicia se indicó que precisamente se encuentran en este proceso.