Seis balas segaron la vida del vendedor informal Nicolás Quiñónez, de 30 años. Él trabajaba en el mercado Santa Clara, en el norte de Quito, y la mañana del domingo 22 de noviembre del 2009 notó que algo extraño ocurría en el local de una cadena de supermercados de alta concurrencia.
No vio al guardia de seguridad e ingresó. Entonces, un hombre que fingía ser cliente sacó un arma y le disparó a quemarropa.
Su muerte está en la impunidad. La banda de asaltantes escapó en un Hyundai verde, que minutos más tarde fue abandonado en el sector de Miraflores, cerca de la avenida Occidental. Según testigos, los desconocidos tenían los rostros descubiertos.