Carlos Baca Mancheno, el jurista que militó en la ‘nueva izquierda’

Baca Mancheno es jurista graduado en la Universidad Central en 1996. Foto: Patrio Terán / EL COMERCIO

Baca Mancheno es jurista graduado en la Universidad Central en 1996. Foto: Patrio Terán / EL COMERCIO

En su oficina, Baca Mancheno guarda diplomas y reconocimientos. Foto: Archivo/EL COMERCIO

En el escritorio de madera aparece una carpeta negra llena de documentos. En otra, de color verde, hay más papeles.
Carlos Baca Mancheno dice que son certificados de cursos, investigaciones, estudios, capacitaciones, diplomas y reconocimientos que ha conseguido en sus 21 años de jurista.

Pero no todas estas referencias las presentó en el concurso para Fiscal General, que acaba de ganar tras obtener 94 puntos sobre 100. La hoja de vida que Baca envió para ese proceso tiene 340 páginas.

Su vida laboral comenzó en 1996. Ese año se graduó de abogado en la Universidad Central y empezó a trabajar con su padre, Washington Baca Bartelotti, jurista, exdiputado y político de izquierda.

Él fue quien desde pequeño le habló del Derecho como profesión. En la niñez, Baca y sus tres hermanos iban a la oficina de su padre y jugaban con las máquinas de escribir.

La política era otro tema frecuente en la cena. Por eso, cuando ingresó a la universidad, Baca militó en el Movimiento Político Cultural de Derecho, aunque estuvo apenas dos años. Este era un grupo que se consideraba la nueva izquierda y por eso se alejaron del MPD. En estas actividades coincidió con César Rodríguez, a quien en el 2008 acompañó a la Asamblea Constituyente como su asesor.

Este exlegislador de Alianza­ ­País recuerda que en la universidad Baca era un “excelente alumno” y egresó como el mejor de su promoción. Proclamaba un discurso apegado a los ideales socialistas. “Era un orador”, relata Rodríguez.

Aprendió esas destrezas en el Colegio Juan Pío Montúfar, en donde ganó al menos cuatro concursos intercolegiales de oratoria. En ese entonces, en el poder estaba León Febres Cordero, a quien el padre del Fiscal electo enfrentó desde el Congreso.

Eso recuerda Baca, mientras detalla que en su gestión priorizará temas como el combate a la corrupción, violencia de género, seguridad ciudadana y delitos contra los DD.HH.

Aunque siempre hizo su vida en Quito, Baca nació en Latacunga. Allí vivió hasta los 3 años, luego su familia se mudó a la capital. Los Baca Mancheno vivían en una casa de dos plantas en Santa Ana, un barrio del sur de la ciudad.

Frente a la vivienda está un parque. Ahí jugaba fútbol con sus hermanos y recorrían las calles en sus bicicletas. “Era el menor de todos, pero el más aplicado; no salía a jugar sin primero terminar sus deberes. Los demás los hacíamos tarde y él en cambio veía televisión”, dice Pablo, su tercer hermano, quien también es abogado.

Recuerda que desde pequeño su hermano fue disciplinado y responsable. Le gustaba ser parte de grupos, como los Leos. Así se denominaban los hijos de los socios del Club de Leones.

Desde la niñez hasta la adolescencia, Baca fue presidente de ese grupo y dirigía las actividades sociales de los niños.
Pablo cuenta que nunca lo ha visto derrotado, pero sí preocupado, uno de esos momentos fue cuando dirigía la co­misión que investigó el 30-S.

Óscar Bonilla también estuvo en ese grupo y trabajó un año con el ahora nuevo Fiscal. En ese tiempo -dice- buscaron testimonios, realizaron pericias y estudios de lo que había ocurrido. Luego concluyeron que se trató de un intento de golpe de Estado y que existió una conspiración.

“Fue un trabajo imparcial y objetivo”, asegura Bonilla. Por eso cree que su compañero realizará un papel correcto en la Fiscalía. En eso no está de acuerdo el coronel César Carrión, quien fue procesado por el 30-S. En una entrevista con este Diario, contó que la comisión especial “jamás” lo llamó para oír su versión. Por eso cree que Baca no es idóneo para dirigir la Fiscalía.

El funcionario electo asegura que no perseguirá a nadie y que tampoco dejará que alguien evada la justicia.
Por las críticas no se preo­cupa y dice que la política la abandonó en la universidad.

Su padre le aconsejó que profundizara su vida en el Derecho. Ese es uno de los varios recuerdos que tiene de él. También le recomendó ser penalista. De los tres hermanos juristas es el único en esa rama y los otros son especialistas en lo civil y lo laboral.

Washington Baca, en cambio, se dedicó a la Medicina.
Tras la muerte de su padre, los hermanos que optaron por la jurisprudencia consolidaron un estudio jurídico. La oficina está en La Alameda, en el centro-norte de Quito.

En un pasillo cuelgan unas 15 fotografías. En las imágenes en blanco y negro se observa a su padre junto a José María Velasco Ibarra. También hay otros retratos durante los recorridos que hacían en campaña política o en los debates que se realizaban en el Congreso.

En ese mismo escenario los asambleístas posesionarán a Baca como nuevo Fiscal General del Estado. Ese día, allí estarán su madre, esposa y dos hijos -de 11 y 14 años- y otros familiares.

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