La capilla ardiente que fue improvisada en el comando de la Policía, en Manta, para velar el cuerpo del uniformado Jimmy Efraín Jimbo, permaneció habilitada solo por seis horas. A las 18:30 del viernes 3 de septiembre, sus familiares llegaron para retirar el cadáver y trasladarlo a su natal Loja.
En ese comando, las actividades son aparentemente normales. Los jefes policiales aún no tienen todos los argumentos sobre la triple balacera de la madrugada del viernes, en Manta. El cruce de proyectiles dejó como saldo cuatro muertos.
Tres eran presuntos integrantes de la organización denominada Los Choneros y un policía que trabajaba en la Unidad de Policía Comunitaria del sector La Aurora, al noreste de Manta.
La ciudad está alarmada desde ese día. Las conversaciones entre los vecinos giran en torno al tema de la inseguridad que se vive en esa ciudad.
A las 11:50, el cortejo fúnebre de los tres presuntos integrantes de Los Choneros recorrió un tramo de la zona de El Palmar, con dirección a la vía Manta-Rocafuerte, en donde está ubicado el cementerio de Parques del Recuerdo.
Sesenta motocicletas con dos pasajeros por unidad lideraban la caminata mortuoria. Los tres féretros eran llevados en hombros de sus amigos y familiares. Una caravana de vehículos y buses que acompañaban a los familiares se extendió por lo menos a 1 500 metros .
La gente de a pie y quienes circulaban en automotores solo miraban de reojo, nadie quiere problemas. Mientras tanto, la salud de José A.V.M. es estable. Él fue herido por disparos de arma de fuego en cuatro zonas del cuerpo en la primera balacera. Él está asilado en el tercer piso de Clínica El Sol, en el área de cuidados intensivos.
Al norte de la ciudad, la UPC de la Aurora esta vacía. Allí vivió hasta el viernes el policía Jimbo antes de ser asesinado.
Esa unidad está junto a las áreas deportivas de esa barriada. Allí nadie quiere hablar, la mayoría de vecinos solo recuerda que escucharon las detonaciones de armas de fuego y nada más. Nadie se quiere comprar problemas, es mejor ver y dejar pasar, comentó Marcelo V., un vendedor de frutas a domicilio.