Los restos de uno de los dos hombres que fueron hallados descuartizados entre finales de diciembre e inicios de enero pasado permanecen en el frigorífico de la morgue de la Policía de Guayaquil.
Allí se hallan los 14 segmentos del cuerpo de Ángel E., de 22 años. Las partes de la víctima fueron hallados entre el 30 de diciembre y el 1 de enero, dentro de sacos de yute, en dos lugares cercanos del sector Nueva Prosperina, en el noroeste de Guayaquil.
En los restos faltan la cabeza, el tronco y la pelvis. Pese a la ausencia de esas partes, la víctima fue reconocida por los familiares debido a una serie de tatuajes que estaban dibujados en los dos antebrazos y las piernas.
La primera víctima descuartizada fue encontrada el 19 de diciembre. Los restos habían sido arrojados, dentro de una funda negra, en el basurero de un plan de vivienda. Se trataba del adolescente Josué S., de 17 años.
En ambos casos, los cortes se hicieron con el mismo tipo de herramienta, según el informe de medicina forense.
La ausencia de las partes que faltan del cuerpo de Ángel E. impide que los restos sean sepultados por los familiares. Hace dos semanas la familia realizó el velatorio de los restos en una funeraria, pero la Fiscalía dispuso a la Policía que los regresara a la morgue. Juan Montenegro, médico legista de la Policía, explicó que los restos no pueden ser entregados a los familiares porque sin el tronco de la víctima no se puede determinar oficialmente la causa de la muerte. Y por lo tanto no se puede emitir el certificado de defunción que se requiere para los trámites ante las autoridades de Salud.
Montenegro dijo ayer que hasta la fecha no se han localizado las partes que faltan. Y que el avance de las investigaciones depende del fiscal que está a cargo.
Por los dos crímenes la Fiscalía imputó a seis personas, entre ellas a un menor de edad. El testimonio de un habitante de uno de los sectores donde se hallaron los restos humanos permitió, según la Policía, ubicar a los sospechosos ambos crímenes.
En los allanamientos a dos viviendas, la Policía aseguró haber encontrado, como evidencias, sierras manuales y cuchillos. La Fiscalía presume que con esos objetos se habría procedido a realizar las mutilaciones.
Aunque cuatro de los detenidos aseguraron a la Fiscalía que las muertes fueron parte de una forma de ritual de iniciación, la Policía todavía considera como hipótesis que se trataría de una disputa entre organizaciones delictivas por el dominio de la venta de droga al menudeo.
Fidel P., de 31 años, uno de los detenidos, dijo que trabajaba como guardia en una morgue, y la Fiscalía lo vinculó como el autor material de la última muerte.
La búsqueda de la cabeza y el tronco de Ángel E. se trasladó a una pequeña vivienda donde habitaba uno de los detenidos. Una retroexcavadora removió el lodo estancado en el patio de la vivienda de cemento de una planta, ubicada en un tramo de una de las calles empinadas del sector. Tras dos días de trabajo se suspendieron las tareas, y no se volvieron a retomar por el difícil acceso.
“Seguimos con la búsqueda, hay muchas informaciones, pistas que estamos cotejando, y esperemos que esos indicios nos lleven a algo”, dijo Patricio Pazmiño, jefe del Distrito de la Policía de Guayaquil. Añadió que se verifican las versiones de los propios detenidos y testigos, y que hay información reservada que actualmente se investiga.