En seis puntos de Quito hay riesgos de robos durante el tráfico

La avenida NN.UU es considerada una de las zonas más conflictivas. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.

La avenida NN.UU es considerada una de las zonas más conflictivas. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.

La avenida NN.UU es considerada una de las zonas más conflictivas. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.

Son hábiles, rápidos y violentos. En 30 segundos saltan un muro de dos metros, lanzan una bujía al vidrio de los autos, meten la mitad de su cuerpo y se llevan bolsos, carteras, ‘laptops’... Todo lo que encuentren en el asiento del copiloto.

Los sospechosos actúan en grupos de dos y tres personas, en las zonas de mayor congestión vehicular de Quito. San Roque, las avenidas NN.UU., 10 de Agosto, Mariscal Sucre, La Y, la Napo o De los Shyris son puntos más conflictivos.

En esos sectores, entre enero y agosto de este año, el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana reportó 101 denuncias de robos a personas dentro de los vehículos.

Estas cifras se confirman con las respuestas que 293 usuarios dieron en una encuesta que elaboró EL COMERCIO entre el miércoles y la tarde de ayer.

El 44% contestó que en el último mes fue víctima de este tipo de asalto o lo presenció.

Policías que operan en el sector de los túneles (centro de Quito) sostienen que no conocen casos recientes de robos a los conductores que están atrapados en el tráfico.

Pero en junio pasado detuvieron a 14 personas y allí presentaron imágenes captadas en ese lugar. Allí se ve cómo grupos de jóvenes violan la seguridad y atacan a los conductores.
Por eso, los agentes dan dos recomendaciones. La primera: no dejar los bolsos, carteras o portátiles en el asiento del copiloto. El caos vehicular de las horas pico permite a los grupos delictivos estudiar a la víctima por largos minutos y atacar.

La segunda: en los tramos de intenso tráfico lo más prudente es manejar con las ventanas cerradas y no olvidar asegurar las puertas del vehículo.

Los videos del sistema Ojos de Águila revelan que los sospechosos no siempre rompen los vidrios para robar. A veces solo caminan sigilosamente hacia el auto, abren la puerta y sacan todo lo que encuentran.

Incluso los usuarios de taxis son potenciales víctimas. De ahí que la sugerencia para ellos es colocar las maletas o carteras en el piso y no utilizar el celular durante el viaje.

Las mujeres son un blanco frecuente de estos grupos. En la encuesta que realizó este Diario ellas relataron sus experiencias. Karina sufrió un ‘bujiazo’ en la Quito Sur. A los sospechosos no les importó estallar el cristal pese a que viajaba con una niña pequeña.

Vanessa, otra víctima, califica el asalto como 'horrible'. Para ella, las cosas que perdió son lo de menos en comparación con el impacto psicológico que tuvo. “Te sientes impotente. Te da temor de que tengan un arma y te ataquen”, comenta.
Los sospechosos se llevaron su cartera en la que solo guardaba cuadernos de la universidad y documentos personales.
Cecilia también quedó 'aterrada', tras sufrir un ‘bujiazo’ en el sur de Guayaquil. Un hombre rompió el vidrio y se llevó su bolso. “Estaba sola. No sabía qué pasaba. Metió todo su cuerpo. Me insultaba...”.

La Policía señala que los grupos delictivos actúan en horas de intenso tráfico porque saben que los conductores no pueden abandonar los vehículos y reaccionar. Tras el asalto y el susto, las víctimas optan por seguir con el trayecto.

Pero en la capital sí se han dado casos en los que los choferes parquearon sus carros y emprendieron la búsqueda de los asaltantes. En octubre del año pasado, por ejemplo, una mujer estacionó su auto a un costado de la vía y siguió a los dos sospechosos que la atacaron en la avenida Eloy Alfaro y El Inca, en el norte de la ciudad.

La víctima alertó a los agentes y rastrearon a los dos muchachos. Los encontraron cerca del redondel del Ciclista. Uno de ellos cargaba en su mochila el bolso de la chica.

Tras ese hecho, los uniformados revelaron una segunda modalidad del ‘bujiazo’. El primer hombre se atravesaba de forma inesperada por delante del vehículo y el segundo aprovechaba la distracción y el frenazo del conductor para romper el cristal y robar los objetos.

Las láminas de seguridad son una alternativa para frustrar estos ataques. En el mercado local hay empresas que instalan películas protectoras en los vidrios de los automóviles.

El montaje de las láminas puede tardar entre 4 y 48 horas. Los precios oscilan entre USD 175 (menor resistencia) hasta
1 350 (mayor seguridad).

Según la calidad de la película y del blindaje, los cristales resisten hasta 50 golpes hechos con bujías, bates o piedras. En ese tiempo la víctima puede pedir ayuda a la Policía.

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