La bandera ecuatoriana cubrió el ataúd café. Los amigos e hijos de Jaime ‘La Bestia’ Quiñónez abrazaron y besaron el féretro antes de colocarlo en el nicho del cementerio de El Batán, norte de Quito .
La misma grabadora negra que fue utilizada durante el velatorio se colocó junto a la bóveda de mármol del ex pugilista esmeraldeño. Los vallenatos del cantante colombiano Diómedes Díaz sonaron como despedida mientras los allegados del deportista cantaban y se tomaban de las manos alrededor del ataúd. Diego, el hijo menor de Quiñónez y que también es boxeador, se puso bata roja con letras amarillas que su padre había mandado a confeccionar para su combate de despedida.
La mujer que por 22 años acompañó al ex deportista se lanzó sobre el féretro y lloró mientras los amigos arrojaban flores y pétalos. Un familiar le tomaba de la espalda y la tranquilizaba en el momento en que ella se limpiaba las lágrimas con un pañuelo.
“¡Ras, ras, ras, campeón!”, “¡Justicia para Jaime!”, gritaban las personas que se concentraron en los alrededores del nicho 1 668 del Pabellón 16B de El Batán.
Cuando el féretro fue ingresado en la bóveda, los hijos y hermanos del pugilista gritaron.
El argentino René James miraba cómo los familiares del fallecido lloraban y se tomaban el rostro. Él entrenó a Quiñónez en 1992, cuando este abandonó la categoría amateur y dio el salto a la pelea profesional. Junto a su hijo Maximiliano, James recordó los momentos en los que preparó al púgil esmeraldeño. “Él tenía 20 años cuando me pidió que lo entrenara para ser boxeador. Lo ayudé a ganar el título latinoamericano”. También hizo un compromiso: “Me encargaré de entrenar a Diego, el hijo menor de Jaime. Lo guiaré en su carrera deportiva”.
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¿Existen pistas sobre el crimen del ex deportista? El Ministerio del Interior dice que sí“hay indicios claros acerca del móvil del crimen, por lo que se espera poder determinar responsabilidades en el transcurso de los días”.
El crimen se produjo a las 19:00 del sábado último en un restaurante del norte de la capital.
Según el último informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), un 29,3% de homicidios en Quito se produjo entre las 19:00 y 23:00 en el 2011. Un 34,5% de hechos se registró entre la medianoche y las tres de la madrugada.
Según ese informe, la mayor cantidad de hechos se produce los domingos por la madrugada y los sábados en la noche.
En el 2011, la administración zonal La Delicia (noroccidente de Quito) registró la mayor cantidad de crímenes: 44. Luego estuvo la zona Eloy Alfaro con 38 casos y el Norte con 33 hechos.
La caravana con la carroza fúnebre se demoró más de tres horas en llegar desde la Funeraria Nacional hasta El Batán. En la acera de la calle 18 de Septiembre, los integrantes de los grupos colombianos Constelación Vallenata, Combinación Vallenata y Folclor Vallenato entonaron varias canciones con sus tambores y acordeones para despedir al ex púgil esmeraldeño. Los hijos de Quiñónez cantaron junto a los músicos, quienes afirmaron que el ex púgil era su amigo y “le dedicaban un pequeño concierto en su honor”.
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Cerca de 100 personas tomaron los ramos de flores y los levantaron. Adaluz, hija del ex deportista, alzó el póster de su padre y lo llevaba al frente del vehículo que trasladaba el ataúd.
En ese momento, un grupo de personas vestidas de negro que iban en un vehículo sacó un cartel con la frase “¡Queremos Justicia!”.
En la misa, los hermanos Quiñónez hicieron la “promesa de mantenerse unidos frente a las adversidades”. Diego lloraba. Igual ocurría con un niño, David de siete años, el hijo que Quiñónez tuvo en otro compromiso. El niño observaba el ataúd de su padre y sus hermanos le acariciaban la cabeza. “No te abandonaremos. Te queremos como a nuestro padre”, le dijo Adaluz.
Crimen en la impunidad
Con una vigilia silenciosa fue recordado ayer el instructor de buceo Freddy Toledo, asesinado la madrugada del pasado viernes en la Piscina Olímpica de Guayaquil, mientras dos desconocidos robaban su motocicleta.
En el mismo sitio donde falleció, amigos y familiares protestaron su muerte a través de carteles con mensajes: “Justicia Freddy Toledo”, “Los deportistas exigimos justicia”, “No a la violencia”.
También colocaron velas encendidas sobre el piso. “Abogamos por la seguridad de los deportistas que madrugan a entrenarse a las 4, 5 o 6 de la mañana. Queremos que el sector se componga y no haya más delincuencia”, dijo un familiar. Añadió que hasta el momento no han tenido resultados de las investigaciones que realiza la Policía Nacional en torno al asesinato del deportista.