Bandas que adulteran medicinas tienen nexos con redes extranjeras

Manuel Quizhpe / el comercio Agentes de la Policía y Fiscalía hallaron un contenedor lleno de fármacos falsos en Cuenca, el martes.

Manuel Quizhpe / el comercio Agentes de la Policía y Fiscalía hallaron un contenedor lleno de fármacos falsos en Cuenca, el martes.

Agentes de la Policía y Fiscalía hallaron un contenedor lleno de fármacos falsos en Cuenca, el 25 de julio. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO

El cerramiento fue levantado con láminas de metal que miden hasta tres metros de alto. Desde afuera solo se ve el techo de un galpón que mide 500 m2 y árboles. La propiedad está en las afueras de Cuenca, en un sector rural llamado San Miguel de Putushi.

La gente del sector creía que allí funcionaban bodegas de alguna empresa. Pero hace cinco días fiscales y policías armados con fusiles y revólveres allanaron el lugar. Ese día se supo que se trataba de un laboratorio clandestino en donde se fabricaban medicamentos falsos o se adulteraba el contenido químico. Desde ese centro de operaciones se distribuían los fármacos ilegales a Machala, Huaquillas, Macará, Gualaceo, Azogues y Loja. Los agentes de la Unidad de Delitos Aduaneros de la Policía dicen que son mafias con nexos internacionales que se dedican a la comercialización de estos fármacos.

De hecho, las investigaciones determinan que desde hace tres años estas redes delictivas internacionales facilitan equipos especializados para la producción de pastillas, jarabes, cremas y ampollas.

Además, les proporcionan insumos químicos para mezclarlos con medicamentos caducados y sacarlos al mercado como si fuesen legales.

Eso se detectó, por ejemplo, en diciembre del 2015. En ese entonces, la Policía descubrió un laboratorio clandestino en Carcelén, un barrio en el norte de Quito. Los sospechosos alquilaron dos cuartos e instalaron una máquina que producía 80 pastillas por minuto. En el lugar había tres millones de tabletas. Los miembros de la banda mezclaban sustancias caducadas con un polvo blanco que traían desde Colombia.

La maquinaria también era de ese país.Además, usaban una imprenta, que tenía permisos de funcionamiento y falsificaban los empaques de los fármacos autorizados. Luego los enviaban a Guayaquil, en donde se comercializaban de forma clandestina en La Bahía.

Investigadores de la Fiscalía señalan que este negocio ilícito es “altamente lucrativo”, pues las redes elaboran productos que sirven para el cáncer, gastritis, osteoporosis, diabetes, reducción de peso, estimulantes sexuales, vitaminas para niños y hasta pastillas abortivas. De esta forma, un fármaco cuyo costo de producción es de USD 0,10 se lo puede comercializar fácilmente en sectores populares.

Desde el 2015, en el país se han decomisado 16 toneladas de fármacos falsos. Pero la Policía calcula que la producción es mayor. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que la “falsificación de medicamentos es una amenaza creciente” y advierte que esos productos pueden ser altamente peligrosos para la salud de las personas. Eso lo corrobora Santiago Carrasco, presidente del Colegio de Médicos de Pichincha. El viernes informó a este Diario que el consumo de estos productos incluso puede generar intoxicaciones. En unos casos, los medicamentos son mezclados con sustancias que puedan generar síntomas de hipertiroidismo. En otros combinan con sustancias diuréticas que producen deshidratación y falla renal. Incluso anticoagulantes, lo que genera que las personas empiecen a sangrar por la nariz, boca y oídos.

Esas alertas también se detallan en un estudio de la Oficina de NN.UU. contra la Droga y el Delito (Unodc). Entre enero y noviembre del 2013, más de un tercio de contenedores inspeccionados en todo el mundo contenían mercancías falsificadas. Se usaron “sustancias sumamente tóxicas como veneno para ratas”, detalla el informe. En este análisis también detectaron que se fabricaban tanto genéricos como de marca, entre estos analgésicos y para las alergias.

Este tipo de productos también se hallaron en el laboratorio clandestino de Cuenca.

La Comisión de Salud de la Asamblea analiza propuestas para aumentar el control. Jorge Yunda, vicepresidente de esa instancia, dice que hay una propuesta para crear un órgano que se dedique a la investigación de fármacos. Pero, para esto se constituyó la empresa pública Enfarma, que está en liquidación. También existe el Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Leopoldo Izquieta Pérez).

En el 2013, los legisladores que integraban esta mesa de salud ya advirtieron que existían medicinas falsas, cuyos compuestos eran pinturas, talco, tiza, cemento y ceras.

Esta vez, la Policía también halló estos componentes y asegura que se comercializan en farmacias de barrios, cuyos dueños son engañados, pues falsifican el registro sanitario, la fecha de caducidad y las marcas legales.

Los sospechosos se presentan como visitadores médicos y ofertan medicinas a menor precio y les convencen de que todo está en regla.

En el operativo fueron detenidas nueve personas que distribuían a 13 farmacias de las seis ciudades del país.

Los apresados tenían vínculos con mafias que operan en Perú, desde donde habían traído tres contenedores de medicamentos que fueron almacenados en el galpón de Cuenca, cuyas bodegas estaban atiborradas de fármacos ilegales.

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