El sábado por la noche, los esposos Kelly C. y Jaime G. tomaron el bus de la línea 107, para dirigirse a su domicilio, en el suroste de la urbe. Aquella rutina, de cada fin de semana, fue interrumpida por una bala que disparó un hombre.
En el trayecto del bus, tres desconocidos que habían subido al micro empezaron a asaltar a los pasajeros. Sentados en la última fila del carro, la pareja vio cuando ellos se levantaron de sus puestos, justo en la bajada del puente de la calle 17, que une el norte de la ciudad con el Suburbio oeste.
Pero una persona que iba en el bus forcejeó con los armados. El resto escuchó una orden: “dispárale”. Se oyó la detonación y los tres hombres huyeron. El conductor del bus avanzó con los pasajeros hasta un retén de Policía ubicado en las calles 26 y Cuenca.
La bala había impactado cerca del pecho a Kelly C. y desde ese local policial fue llevada hasta una casa de salud en el Suburbio, mientras se desangraba.
Cuenta su esposo que al llegar al hospital, una enfermera dijo que no había camilla disponible. Por eso, él la dejó en el suelo para que la atendieran, pero diez minutos después le informaron que la mujer había fallecido. Según el marido de la víctima, ella no recibió la atención oportuna en el hospital. Aunque en su denuncia en la Fiscalía no menciona el tema. Hasta el cierre de la edición, el supervisor de turno de la institución de salud dijo desconocer el caso y ofreció investigar.
El cuerpo de la mujer fue trasladado a la morgue de la Policía. Ayer, los familiares esperaban trasladarla a su natal Vinces (Los Ríos), para su velatorio.
Hace tres meses, en el Suburbio de Guayaquil, el asalto a otro bus dejó a un pasajero fallecido. El escenario era casi igual. Tres hombres durante la noche se subieron al bus, la gente gritaba y corría.
Los disparos se dieron enseguida, la bala impactó en la cabeza de Lubio A., de 35 años. El conductor del bus lo llevó a un hospital, donde se confirmó su deceso.
Los pasajeros de los servicios de transporte público corren el riesgo de sufrir asaltos, sobre todo en las frecuencias nocturnas. Pero la dirigencia de cooperativas considera que con la instalación de botones de pánico, en cada unidad, para alertar a la Policía, se podrían reducir estos casos.
Alberto Arias, presidente de la Federación Nacional de Transportistas del Ecuador, informó que esta semana iniciará el plan piloto de alerta y rastreo satelital. Serán incluidos 1 500 unidades a escala nacional, de las cuales, 400 serán de Guayaquil.
Los equipos serán entregados de forma gratuita por el Gobierno Nacional, a través de la Agencia Nacional de Tránsito. Pero cada conductor deberá pagar el mantenimiento del sistema, que bordea los USD 3,50 mensuales.
“Los delincuentes siempre son ingeniosos y tiran abajo los procesos, por eso hay que seguir revisando los planes antidelictivos”. Arias comentó que de nada serviría tener estos equipos si el patrullaje policial no es continuo.
Pero el gremio tiene reportes de quienes ya poseen el sistema con inversión privada. Y han detectado que después de oprimir el botón de pánico, el auxilio llega entre los tres y cinco minutos.
“Lastimosamente, hay delincuentes que disparan a matar”, dijo. Como el caso de Kelly C. donde los asaltantes actuaron rápidamente y un disparo causó su muerte, el sábado pasado.
Mientras tanto, otros hechos violentos se registraron el fin de semana en Guayaquil. La Fiscalía receptó seis denuncias por intento de asesinato. Una de ellas es de Carmen L., de 65 años, quien fue agredida por un hombre cuando tomaba una ducha en su casa, en una cooperativa de vivienda en el norte. En otra denuncia, Juan Carlos D. citó que un hombre lo atacó con una botella rota en un bar, también en el norte.
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