Para mejorar la seguridad ciudadana debemos considerar varios componentes. El Gobierno debe dejar de entrometerse en lo referente a despenalizar las penas impuestas a los narcotraficantes, escudándolos a muchos como simples mulas. Y debe dejar de solapar la delincuencia reduciendo el monto para que un delito sea considerado de acción pública de instancia oficial.
Además, hay que hacer un trabajo institucional múltiple y no desvirtuar el aporte de los gobiernos seccionales. Debe predicarse con el ejemplo, no solo hay que sancionar a la delincuencia común sino también actuar en delitos de las altas esferas.
Por último hay que implementar un verdadero proceso de rehabilitación para que las cárceles dejen de ser escuelas de perfeccionamiento del crimen. Y puedan los ciudadanos en realidad ser rehabilitados para ser reinsertados en la sociedad.
La seguridad ciudadana debe ser una meta y un trabajo de todos. No esperemos llegar a los niveles de México o Colombia, para recién despertarnos. Es el momento propicio para aunar esfuerzos y no dejarnos vencer ni de la delincuencia.