El camposanto Jardines de Esperanza le entregó un busto de Fausto Valdiviezo a la madre del Comunicador. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
Luz Moscoso recurrió a una crónica para repasar los 53 años de vida de su hijo. Se paró en el podio, desdobló unas cuantas hojas de papel y se acercó al micrófono que sostenía su nieta María Verónica, quien heredó la pasión por el periodismo como su padre.
Fausto Valdiviezo Moscoso nació una madrugada de 1959. De niño practicó béisbol y otros deportes, aprendió a entonar la armónica y otros instrumentos. También fue actor cómico.
Por sus travesuras pasó por varios colegios; hasta que decidió ser comunicador. Empezó en una radio, pasó a un periódico, hasta que se especializó como presentador de noticias de la comunidad.
Apareció en cuatro canales de televisión, hasta el 2010. “Finalmente estuvo en TC Televisión. Sale por presiones e intereses de personas vinculadas al Gobierno”, dijo la madre.
Luego de una misa, en el camposanto Jardines de Esperanza el pasado domingo, Luz Moscoso recordó que tras esa salida le resultó difícil regresar a la pantalla. Muchas puertas se le cerraron y optó por otros oficios, como ser docente universitario. “Pero renunció porque, según él: ‘este sueldo no me alcanza ni para los cigarrillos’”, contó.
El 15 de abril del 2013 volvería a la TV, en la conducción de un programa concurso. “Pero lo silenciaron el jueves 11 de abril. Un sicario le quitó la vida, mandando por personas malas, en una forma cruel y cobarde, cinco minutos después de salir de mi casa. No quiero recordar ese día; ustedes lo conocen muy bien”.
Hoy se cumplen tres años de la muerte del comunicador. Cerca de las 21:30 del 11 de abril del 2013, recibió tres impactos de bala y una hora más tarde falleció en el hospital Militar, en el norte de la ciudad.
Un mes después del asesinato, la Policía detuvo a cinco personas, señaladas como posibles sospechosos. Fueron aprehendidos tras varios allanamientos en Guayaquil, Samborondón y Milagro.
En el 2014 se desarrolló una audiencia de juzgamiento que se extendió por tres días, y en la que declararon 63 testigos. Un año después del crimen, la Fiscalía indicó que cinco personas fueron procesadas por diferentes grados de participación: Íngrid L. B., señalada como cómplice; Juan Carlos R. L., Luis Alberto P. A. y Marizel C. M., como encubridores; y Juan Carlos M. L., quien sería el autor intelectual del crimen.
El ministro del Interior, José Serrano, dijo en una rueda de prensa que existían evidencias que vinculaban a los detenidos con presuntas acciones ilegales de narcotráfico y posible lavado de dinero. Y que habría una “relación inusual” entre el periodista y los sospechosos. Al parecer, según las autoridades, antes de su asesinato el comunicador habría sido objeto de amenazas de supuestos chulqueros que le habrían prestado dinero.
La familia Valdiviezo rechazó esta versión. “El ministro del Interior (José Serrano) dijo que el crimen no era por su profesión de periodista -contó Moscoso-, pero hasta ahora nadie hace nada. Ya son tres años y veo las cosas muy raras. Hasta ahora no hay quién me expliqué porqué allanaron la casa de mi hijo, para buscar no sé qué, mientras él agonizaba”, dijo la madre, quien hasta el momento continúa bajo resguardo policial.
Un día antes de su muerte, según vecinos, Valdiviezo sufrió un atentado. “Hay alguien que tenía un interés en que Fausto muera y que muera rápido. Es muy extraño que hayan atentado contra él y que los sicarios se hayan arriesgado a matarlo, a día seguido, en un callejón sin salida”, dijo el abogado de la familia, Julio César Cueva.
El defensor explica que el caso se ha estancado en la fase de investigación preprocesal. Y cuestionó que aún no se dé con los responsables.
“Se apresuraron a iniciar una instrucción y a detener a personas que después no se las puedo condenar, porque no hubo pruebas. Se desperdició tiempo en eso cuando, según versiones de personas allegadas a Faustos, había otras personas de interés contra quienes jamás se dirigió una investigación, independientemente de que hayan tenido o no responsabilidad”, dijo Cueva.
El domingo, después de la misa, doña Luz volvió a tener a su hijo en brazos. Jardines de Esperanza le entregó un busto de Valdiviezo, elaborado con parte de sus cenizas. “No sé dónde lo colocaré en la casa, quizá le haga una repisa o un altar”, dijo.