El helicóptero aterrizó en el pueblo y las hélices se detuvieron. Desde la ventana vio que sus padres se acercaban y lo recibieron con la bendición. Era finales del 2004. Julio Ibujés acababa de graduarse como piloto en la Prefectura Aeropolicial de Carabineros de Chile. Era subteniente de Policía y le encomendaron una misión: trasladar a un herido de la vía San Lorenzo-Ibarra. La tarea se complicó, voló a Mira y pasó la noche en el pueblo donde nació.
Ahora es capitán y uno de los pilotos más antiguos de Aeropolicial, el servicio de seguridad aérea. Jueves. 10:30. Norte de Quito. Él no está solo en las oficinas.
Elizabeth Galarza y Mauricio Proaño están allí. Todos son pilotos de la Policía. En el país son 30. 24 vuelan siete helicópteros y seis están a cargo de dos aviones.
Galarza no es la única mujer en ese servicio. Son dos y en los vuelos acompañan a los comandantes, como lo hacen los pilotos iniciales. Ella tiene un año en esas tareas. Se graduó en el complejo de Shell Mera, en Pastaza. Hace un mes voló a Tulcán, para rescatar a una mujer que intentó quitarse la vida tras dispararse en la boca.
Una hora y media en el aire hacia Quito y veía cómo los paramédicos trataban de mantenerla con vida. El traslado de heridos es solo una misión de Aeropolicial.
Tienen otras tareas: patrullaje preventivo, vigilancia de carreteras, traslado de autoridades, operativos con unidades élite, transporte de tropas y de comuneros en zonas alejadas, sobrevuelo en eventos masivos, apoyo a otros organismos de socorro, etc.
Hace 15 días, Ibujés estuvo en un rescate en Sigchos, un cantón de Cotopaxi. Mientras en Latacunga controlaban la seguridad por las fiestas de la Mama Negra recibieron un llamado para atender a heridos de un accidente de tránsito. Rescataron a 5 personas, coordinaron con el aeropuerto de esa ciudad y mientras volaban ya estaban allí las ambulancias. “Trasladarse vía aérea puede ser la diferencia entre que le amputen o no una extremidad”.
La ayuda de los barrios
El Servicio Aeropolicial se creó oficialmente el 1 de diciembre de 1997, tras la publicación del Decreto nro. 904 que firmó el entonces presidente Fabián Alarcón.
Sin embargo, en 1996, ya se había pensado en un proyecto que cubriera la seguridad desde el aire. Así surgió la iniciativa Alas para tu Seguridad. 112 brigadas barriales que había entonces en Quito colaboraron para recaudar fondos y comprar un helicóptero.
Un año después, el 6 de septiembre de 1997, Aeropolicial adquirió su primer helicóptero: el Bell Jet Ranger 206 B, de origen americano. La compañía Aeromaster Airways vendió el aparato fabricado en 1971.
A esa nave lo llaman el ‘Bellsito’. Tiene 41 años operando y más de 20 000 horas de vuelo. Los 30 pilotos han iniciado sus primeras operaciones en esa aeronave.
Hace 15 años, este servicio se inició con 10 policías, entre pilotos y aerotécnicos, y un helicóptero. Ahora, entre todas las áreas, suman 124 en el país.
Los dos últimos helicópteros que llegaron el año pasado son modelos 2012, de fabricación francesa. Los Ecureuil AS 350 B3 pueden transportar máximo seis personas y dos camillas.
La fe depositada en Dios
Mauricio Proaño aún no puede volar esas naves. Es uno de los pilotos más jóvenes que trabaja allí.
Se recibió en diciembre del 2011, tras pasar 12 meses en la Prefectura Aeropolicial de Carabineros de Chile. La graduación se complementó el mes pasado, cuando se casó con Claudia.
Su esposa sabe de sus tareas, aunque él evita contarle detalles de posibles vuelos arriesgados. “Es una manera de protejerla”.
Cuando están de turno y hay emergencias como en los incendios forestales que hace dos meses soportó Quito, trabajan desde las 05:00. El Ecureuil As350 B3E, con 870 caballos de fuerza, apoyó en el control de, al menos, 100 incendios forestales.
Proaño se encomienda a Dios cuando viaja. Igual lo hizo Ibujés cuando en el 2006 una luz amarilla en el panel alertaba que el sistema eléctrico tenía fallas.
Fueron escenas de tensión. En segundos recordó momentos de su infancia, las fiestas con los amigos en el colegio, los rostros de sus padres, de su esposa y de sus dos hijos. Empezó a transpirar y su ritmo cardiaco se aceleró.
Los técnicos son claves. El sargento Patricio Navarrete es uno de ellos. Revisa los motores, paneles, hélices, colas, baterías, etc.
El jueves, él y cuatro técnicos más inspeccionaban un helicóptero MD 530 de la base Aeropolicial de Portoviejo. Chequeos como estos pueden prolongarse desde tres días a dos semanas.
El percance que vivió Ibujés comenzó luego de despegar desde el antiguo aeropuerto Simón Bolívar en Guayaquil para sobrevolar la ciudad. La luz amarilla comenzó a prenderse mientras cruzaba el cerro San Eduardo.
La reacción fue inmediata: manualmente controló las revoluciones por minuto del rotor, regresó al aeropuerto y logró aterrizar.
Las hélices de la aeronave se detuvieron, descendió, se inclinó y besó el piso. Otra reacción automática: llamó a su esposa y dijo que la amaba…
Los convenios
Aeropolicial tiene convenios académicos con las Policías de Chile, Perú, México y Colombia. Además, en 1997, dos pilotos se graduaron en la Aviación del Ejército Ecuatoriano.
El Bell 206 B posee la matrícula PN – 112 en agradecimiento a las 112 brigadas barriales de Quito.
En el 2010 se abrieron las primeras convocatorias para que las mujeres policías ingresen en cursos de formación de pilotos.