‘Ahora, mi honor está limpio’

Floresmilo Bolaños (izq.) junto a su esposa, Rosa Cuzco, y su hijo, Javier. Se reunieron en el parque de El Ejido para conversar con este Diario.

Floresmilo Bolaños (izq.) junto a su esposa, Rosa Cuzco, y su hijo, Javier. Se reunieron en el parque de El Ejido para conversar con este Diario.

Cuando el Estado ofreció disculpas a Floresmilo Bolaños por la forma cómo se tramitó judicialmente el caso ‘Jaula de los leones’, sintió que fue el día más feliz de su vida: su nombre y honra quedaron totalmente limpios.

A 28 años de ocurrido el hecho, y tras haber estado detenido siete, llegó este pronunciamiento, el sábado pasado, a través del Ministerio de Justicia. En una carta pública se dice que no tuvo un debido proceso, que se violaron procedimientos y que se dio una privación de libertad ilegal.A él, y a cinco personas más, los sindicaron como coautores del asesinato de Iván Germánico Egas Puente. Bolaños fue uno de los conserjes del zoológico del Colegio Militar Eloy Alfaro, ubicado en las avenidas Amazonas y Orellana, sector La Pradera.

El 11 de septiembre de 1982, a las 06:15, Bolaños fue a alimentar a los leones. Cuando llegó a una de las jaulas encontró un cadáver que tenían los músculos de las piernas destrozados.

Comunicó la novedad a sus superiores y estos, a su vez, informaron a la Policía. Tras las primeras investigaciones se confirmó que el cuerpo era de Egas.

Después del hallazgo, fue dos veces al Juzgado Séptimo de lo Penal a rendir declaraciones. En la segunda lo arrestaron y condujeron al Centro de Detención Provisional (CDP) y luego al entonces ex penal García Moreno.

Lo acusaron de complicidad. Permaneció siete años detenido hasta que salió en libertad el 11 de julio de 1989, tras recibir sentencia absolutoria de la Corte Superior de Justicia. Además, el 1 de agosto de ese mismo año, el Comité de Derechos Humanos de la ONU solicitó su libertad.

El organismo internacional argumentó que “...Iván Egas había sido el amante de la esposa de un coronel, que éste lo mandó a matar y que, posteriormente, otras personas metieron el cadáver en la jaula de los leones”.

Sentado sobre un sofá verde, en la oficina de su abogado, Ramiro Montesdeoca, en el centro de Quito, Floresmilo Bolaños, de mediana estatura, cabello cano y 58 años, cuenta que los malos recuerdos siguen en su memoria.

Recluido en el ex penal García Moreno, la angustia no le permitía dormir por las noches: la situación económica de su familia, recientemente conformada, era incierta. Su esposa, Rosa Cuzco, estaba embarazada.

Sin importar su estado, ella trabajó como empleada doméstica. Él no se quedó atrás: se convirtió en un pasador del centro de rehabilitación. Su trabajo consistía en limpiar las oficinas, guiar a las visitas, llevar documentos... Por ello, recibía sus propinas.

También aprendió a realizar manualidades en madera. Las ganancias fueron para su esposa. Tampoco olvida el maltrato físico que sufrió al cumplir un mes de detenido. Los internos le exigieron dinero. Al no cumplir con sus exigencias, lo golpearon.

Por gestiones de su abogado fue trasladado nuevamente al CDP, donde permaneció hasta el momento de su libertad. A las dos semanas, consiguió un empleo en el Banco del Estado. Tras ocupar varios puestos, ahora es asistente de Gerencia.

Los siete años de detención pasaron su ‘factura’. Rosa Cuzco cuenta que, al principio, su esposo tuvo dificultades para desempeñarse en las actividades cotidianas, pues perdió el sentido de orientación: desconocía el sentido y nombres de las calles. No se ubicaba en la ciudad. Durante un año tuvo que llevarlo y traerlo del trabajo.

Esos difíciles momentos, ya han sido superados. El tiempo ayudó mucho para ello. Rosa Cuzco da por hecho que el Estado resarció los daños ocasionados a su esposo. Acciones que incluyen una indemnización, entregada en diciembre pasado, y becas para sus hijos (Javier, 26 años, y Ana Gabriela (24).

Javier nació cuando su padre estaba recluido. Hasta ahora recuerda que cuando visitaba a su progenitor sentía una mezcla de alegría y temor: sabía que estaría junto a él, pero a la vez sentía temor por el resto de presos.

Xavier quiere olvidar esos momentos, al igual que su padre. Floresmilo Bolaños cuenta que tiene su conciencia tranquila. Insiste en que jamás fue cómplice del asesinato de Iván Egas. Ahora, él quiere disfrutar este momento de felicidad.

Testimonios

Ramiro Montesdeoca

Abogado defensor

‘El trámite del caso tuvo muchas trabas’

El caso de Floresmilo Bolaños fue un trámite tremendo que duró seis años porque hubo una gran cantidad de trabas de todo tipo. Teníamos problemas en la Función Judicial porque al principio se siguió el trámite por intermedio de los juzgados.

Luego apareció un miembro del Ejército (como presunto culpable), con el grado de teniente coronel. Eso ocasionó que el caso tenga fuero de corte.

Una vez que el juicio fue a la Corte Superior de Justicia pasó por las manos de diferentes presidentes. Finalmente, Jaime Chávez Yerovi dictó una sentencia absolutoria; sin embargo, esto sucedió luego de que Bolaños permaneció mucho tiempo detenido, siendo inocente.

Suplementos digitales