Una llamada telefónica alertó a la Policía la mañana de ayer. Un desconocido avisó que había encontrado el cadáver de una mujer en una cuneta en la av. Simón Bolívar, a la altura de Catacuango (a cinco minutos de Machachi, cantón Mejía).
Los agentes de Homicidios realizaron el levantamiento del cadáver en ese sector. Luego lo trasladaron en la ambulancia de Medicina Legal a la morgue de Machachi. La mujer de tez trigueña y cabello negro vestía una blusa negra y jeans azules. No portaba documentos y estaba descalza. Por ello se la catalogó como NN.
“El cuerpo estaba boca abajo. Tenía huellas de manos en el cuello, las cuales nos hacen suponer de que fue estrangulada. De acuerdo con las características que presentaba, ella habría fallecido la noche del domingo”, manifestó Kléver Tamay, agente de la Policía Judicial (PJ) de Machachi.
La carretera en la que fue abandonado el cuerpo de la mujer es desolada en horas de la noche y no tiene iluminación. Para un oficial de Criminalística de la Policía, que no reveló su nombre, de eso se aprovechan los asesinos para abandonar los cadáveres.
En los últimos 20 días, tres personas asesinadas fueron abandonadas por desconocidos en la autopista Simón Bolívar. Los restos de Yajaira Rezabala fueron hallados en tres bolsas negras de basura, la tarde del 15 de junio pasado, en una quebrada del sur de Quito.
Un hombre que buscaba el mismo día a su hijo en esa zona halló el cadáver de la mujer por coincidencia. “Mis familiares y yo decidimos buscarlo (al joven desaparecido) por ese sector, porque una de las personas con las que estuvo (días antes) dijo que a ellos los abandonaron cerca de una quebrada tras tomar un vehículo”.
Mientras buscaba en unos arbustos, el hombre halló tres fundas negras. En la primera halló una cabeza de mujer de cabellera pelirroja; en la segunda, los brazos y en la tercera, el tronco del cuerpo. Las piernas no aparecieron.
A 250 metros del sitio donde fueron halladas las extremidades de Rezabala fue encontrado Nelson Chaluiza. En el rostro de la víctima había señales de golpes.
Para el coronel Manuel Pérez, comandante de la Unidad de Vigilancia Quitumbe, es difícil patrullar la avenida Simón Bolívar en toda su longitud, en el sur de Quito. A su juicio, quienes arrojan los cuerpos en las quebradas y sitios aledaños a la carretera se aprovechan del momento en que los patrulleros circulan por otro sector mientras hacen vigilancia.
“Damos seguridad las 24 horas del día. Contamos con 31 vehículos que se dividen en cada una de las unidades de Policía Comunitaria”, manifestó el oficial.
Cuando el asesinato de las mujeres ocurre por agresiones de sus parejas se denomina femicidio, pero no hay cifras exactas sobre esta problemática en el Ecuador.
De estos, el 40,3% ocurrió con mujeres convivían con sus parejas, el 17,7% con mujeres solteras, el 21% con mujeres casadas y el resto en otras circunstancias.
De los casos registrados en el documento, 18 ocurrieron con arma blanca (cuchillos, botellas), 21 con armas de fuego, tres fueron con golpes y seis por asfixia, etc.
En cambio, un estudio realizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) señala que los femicidios se producen por ocho causas. De ellas, el 30% ocurrió por celos, 9% corresponde a asaltos, 39% se ignora, 5% por abuso sexual, etc.
La serie de asesinatos cometidos a mujeres en los últimos días preocupa a las autoridades de la Policía y la Fiscalía. De hecho, los agentes de la Brigada de Homicidios tienen previsto reunirse para estudiar los casos de las mujeres descuartizadas. “Los casos se han dado de forma seguida. Al parecer, ya no se trataría de una persona normal, sino de un psicópata”, se informó en la Fiscalía.
Una funcionaria de esa dependencia informó que “el objetivo es analizar cada uno de los casos (de descuartizadas) para ver si es que coinciden los mismos cortes y características de las muertes. Así se verá si se trata de una sola persona que hace esto o son varias, o si es algún tipo de organización o de venganza”.
Punto de vista
Fernando Carrión / Catedrático de Flacso
‘Dar seguimiento a las muertes’
Es muy apresurado decir que (la avenida Simón Bolívar) se está convirtiendo en una especie de cementerio dónde los cadáveres son abandonados. No obstante, los tres cuerpos hallados en los últimos días nos invitan a pensar que podría configurarse algo así.
Si eso ocurre, lo ideal sería realizar un seguimiento de lo que está sucediendo. Por ejemplo, sería interesante investigar las circunstancias en las que ocurrió el último crimen (el de la mujer no identificada) porque no sabemos si la víctima vivía cerca del sitio donde fue abandonada.
Estas clases de muertes también pueden ser consideradas como una especie de mensajes.
Es primordial hacer una relación entre el sitio donde ocurrió el crimen y en el que vivía la víctima para ver las circunstancias que hubo antes de la asesinato. También hay muertes en las que el cadáver aparece en la misma escena del crimen, pero en este caso eso no sucedió.
Muertes de mujeres
La semana pasada fue hallada una mujer muerta en las riberas del río San Pedro, cerca del barrio Balvina, parroquia de Amaguaña. El cuerpo estaba en estado de descomposición y no tenía identificación.
El 25 de mayo pasado fue hallado el cuerpo de otra mujer no identificada, en una quebrada de Chillogallo (sur de Quito). Según la Policía, ella estaba envuelta con cinta de embalaje.
La joven Karina Salinas, de 19 años, fue localizada sin vida al interior de un cartón por un recolector de basura que recorría la quebrada del río Machángara.
Carmen Bistín, de 25 años, fue victimada el 11 de junio del 2010, en San Antonio de Pichincha. En las investigaciones se determinó que ella fue asesinada presuntamente por un familiar, quien le cortó las extremidades y las arrojó en el parque Itchimbía.