‘Lo más duro de los nueve años que he pasado en la cárcel es que mis familiares no podían visitarme”.
Con timidez, el ecuatoriano Jesús Armado C., sentenciado a 31 años 6 meses en Colombia, por participar en un secuestro, relata el abandono por el que atraviesan muchos compatriotas, presos en el vecino país.
“Estuve detenido dos años en Pasto y siete en Popayán. Mi familia no tiene dinero y por eso no podía visitarme. Eso me afectó”.
Nelson López, cónsul de Ecuador en Ipiales, Colombia, calcula que desde el puente fronterizo de Rumichaca hasta Popayán son 10 horas de viaje en bus, 12 hasta Cali y 30 hasta Bogotá. “Las distancias, más los gastos de transporte, alimentación y hospedaje hacen que muchos ecuatorianos que están detenidos en Colombia queden abandonados”.
Sin embargo, hace 10 meses Jesús Armando, que hoy tiene 36 años, fue trasladado a la cárcel de Ipiales, a 20 minutos de Tulcán.
Ahora su madre lo visita cada 15 días. Como él, 19 reclusos ecuatorianos serán transferidos a Ipiales y a Pasto, ubicado a dos horas de la frontera, gracias a un acuerdo humanitario promovido por el Consulado de Ecuador en Ipiales y las autoridades penitenciarias de Colombia.
El miércoles último, 16 reclusos de Ecuador fueron movilizados al Establecimiento Penitenciario de Media Seguridad de Ipiales. Ahí disfrutaron de un almuerzo navideño.
Comieron pavo horneado, arroz verde y ensalada. El menú lo financiaron los trabajadores del Consulado, la Asociación de Transporte Pesado del Carchi y Óptica Cruz (Opticruz), de Tulcán. Iván Jácome Mejía, director de la cárcel de Ipiales, resumió el objetivo del acuerdo: que los ecuatorianos detenidos en las cárceles del norte sean trasladados a Ipiales o a Pasto para que estén más cerca de sus familias y para que tramiten la repatriación. “Hay un convenio binacional. Solo se ha repatriado a colombianos presos en Ecuador. Pero queremos que los ecuatorianos regresen a su país”.
En la celebración navideña, los reos recibieron jabón, toalla, cepillo y pasta dental.
Según López, en la primera fase se tramitará el traslado de 38 ecuatorianos, recluidos en Nariño, Putumayo, Valle y Cauca hasta las ciudades fronterizas con nuestro país. El siguiente año se solicitará información para conocer el número y la realidad de otros compatriotas que purgan penas en el centro, oriente y norte de Colombia. Aunque no hay cifras se calcula que hay, por lo menos, 100 ecuatorianos.
Roberto Ramírez, psicólogo del Centro de Rehabilitación Social de Ibarra, sostuvo que tender puentes entre los detenidos y sus familias es saludable. “El ser humano vive de motivaciones. Y cuando se rompe el vínculo con la familia los internos sufren depresión y ansiedad”.
“En la cárcel de Ipiales hay 302 internos, de ellos 14 son ecuatorianos condenados por delitos de tráfico de drogas, tráfico de armas y extorsión”, dijo Jácome.
A la cita fue el cónsul de Colombia en Tulcán, Hugo Enríquez. Dijo que se han adelantado las gestiones para la repatriación de 14 colombianos que purgan penas en Ibarra y Tulcán.
“Está definida su situación jurídica , han cumplido el 50% de sus penas, esperamos repatriarles hasta el 15 de enero”. Al igual que los ecuatorianos, los colombianos tendrán estabilidad al tener a sus familiares más cerca.
Según Enríquez, en el Centro de Rehabilitación Social de Tulcán hay 320 internos colombianos, que representan el 80% de la población carcelaria.
Jesús Armado dijo que en la cárcel de Pasto pagó 22 millones de pesos (USD 11 000) para evitar que los paramilitares, que controlaban la prisión, lo mataran. “Los ecuatorianos sufrimos extorsiones y ataques”.
Un hermano vendió una casa que tenía en Ecuador. En Popayán -sostuvo- todos usaban uniforme, tenían las manos y los pies encadenados y a las 18:00 les encerraban en las celdas. Ha cumplido nueve años preso. “Con los trabajos me suman 15 años. Pero tengo que pagar 18 años y seis meses más antes de salir. Espero ser trasladado a Ecuador”.