Detención por la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) de la Policía de una banda delictiva dedicada al secuestro en el sur de Quito. Foto: Ministerio del Interior
Un empresario fue secuestrado por una banda delictiva el 4 de mayo del 2015. La madrugada de este miércoles 12 de agosto, tres meses después de ese incidente, agentes de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) de la Policía detuvieron a los supuestos integrantes de ese grupo delictivo durante un operativo policial en el sur de Quito.
Los uniformados explicaron que en la incursión se apresó a cuatro personas; dos fueron vinculadas al proceso. Se realizaron tres allanamientos en Chillogallo y en Chimbacalle. Los detenidos son Luis T., Jefferson C., Álex V. y Luis T., quienes fueron trasladados a la Unidad de Flagrancia por presunto secuestro extorsivo. En el transcurso de la tarde de hoy (12 de agosto de 2015) se prevé que se realice la audiencia de formulación de cargos en contra de los sospechosos.
El Ministerio del Interior aseguró que los aprehendidos tenían tres vehículos: un bus, un Chevrolet Aveo y un Gran Vitara SZ. También les decomisaron electrodomésticos que -según documentos encontrados en las casas intervenidas- fueron adquiridos tras cometer ilícitos. Los vehículos fueron llevados a los patios de la Policía Judicial del Distrito Metropolitano de Quito para las indagaciones.
Una de las víctimas de ese grupo delictivo fue un empresario quiteño, quien presentó la denuncia de secuestro extorsivo en mayo. “Los hoy detenidos lo habrían intimidado y obtenido USD 160 000 por su rescate, que se concretó luego de 20 horas de su secuestro”, informó la Policía.
Las indagaciones duraron tres meses hasta dar con el paradero de los sospechosos. En el operativo de detención intervinieron agentes de la Unase, miembros del Grupo de Intervención y Rescate, integrantes de Criminalística, dos fiscales y cinco policías del Servicio Urbano.
¿Cómo operaba esta red de secuestro extorsivo?
En la Policía se indicó que “mediante amenazas, intimidación y maltrato físico, los desconocidos sometían a la víctima en su casa”. Luego de esto, los secuestradores obligaban a firmar cheques por un valor de USD 160 000, “los cuales fueron cambiados en una entidad bancaria por los cómplices del secuestrador”.
Tras obtener el dinero, los secuestradores abandonaban la vivienda de la víctima (el secuestrado) y la dejaban en libertad.