Un patrullero recorrió ayer la calle Tomás de Berlanga, en el sector de la Jipijapa. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Siempre fueron considerados puntos críticos debido a su inseguridad, pero se han tornado más conflictivos.
En el mapa de calor actualizado de Quito, que maneja la Policía Nacional, hay siete zonas que si bien formaban parte de las áreas complicadas, tras analizar las estadísticas de delitos ahora reciben mayor atención señalan los uniformados.
En los alrededores de la estación de la Ecovía, Gaspar de Villarroel, Tomás de Berlanga, Río Coca, Shyris, Chimbacalle y La Magdalena, la Policía ha reforzado los patrullajes y los trabajos de inteligencia para combatir
a la delincuencia.
En la Administración Eugenio Espejo (en el norte) es donde más faltas se cometieron en los primeros siete meses del año. De los 6 035 delitos registradas en Quito, 1 982 ocurrieron en esa zona. Eugenio Espejo está por delante de sectores como el Centro Histórico y el sur.
Una de las principales características de ese sector es el intenso movimiento vehicular y peatonal. Se trata de calles ubicadas en la zona comercial y financiera.
Fausto Miño Valencia, subcomandante del Distrito Eugenio Espejo, explica que esa administración recibe una población flotante que supera las 200 000 personas al día, por lo que se han reforzado los controles, sobre todo en las inmediaciones de las zonas bancarias.
Hay un promedio de 800 policías, entre oficiales y clases, destinados a colaborar en ese sector. El oficial asegura que están reforzando el trabajo con la comunidad.
Miño explica que los delitos más frecuentes en esa zona son los asaltos a personas.
En la av. Río Coca, por ejemplo, el movimiento empieza antes de las 06:30.
Los pasajeros que se movilizan en el sistema Ecovía, ingresan a la estación para dirigirse a sus lugares de trabajo. Mujeres con carteras y hombres apresurados se toman las veredas de la zona. El vaivén de las personas tiene otro pico a partir de las 17:00, y empieza a bajar a las 20:00.
Sandro Altamirano vive en ese barrio desde hace seis años y comenta que siempre el sector ha sido peligroso, en especial las calles París, Louvre y De las Hiedras. “Los delincuentes recorren esas vías en moto. Roban y huyen a toda velocidad”.
Marco Recalde, expresidente de los moradores del sector de la Portugal, cuenta que los robos en la zona comercial y financiera son a diario. “La gente tiene miedo por la cantidad de sacapintas. Los ladrones roban y luego escapan en motos. Faltan más patrullajes”, dice.
Según la Policía, el 34,39 % de los robos a personas que ocurren en la ciudad, son perpetrados por delincuentes que se movilizan en motos o vehículos.
Datos del Ministerio de Gobierno refieren que, desde el 1 de enero hasta el 4 de septiembre del 2020, se reportaron 2 187 asaltos a personas en Quito.
En un 18,43% de esos casos, los delincuentes se movilizaron en autos, y un 15,96% lo hicieron en motocicletas. Eso implica que en 752 atracos se emplearon vehículos.
Danilo Armas, jefe subrogante de la Policía Judicial del Distrito, indicó que el 10% de los vehículos usados para delitos no tenían placas. Además, se identificaron autos con láminas adulteradas, clonadas o cambiadas para evadir a las autoridades. Por esa razón, en conjunto con la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), se han reforzado los controles de placas en las vías.
Según datos de esa entidad, desde enero hasta el 9 de septiembre pasado se detectó a 3 393 conductores que manejaron sus vehículos sin placas o con las identificaciones alteradas u ocultas.
La cifra es menor a la del mismo período del año pasado (4 610) debido a la pandemia y a las restricciones de movilidad que se aplicaron en la urbe, sobre todo en los primeros meses.
Las estadísticas policiales muestran que debido a la pandemia, en general, el número de asaltos en el Distrito Metropolitano disminuyó.
Por ejemplo, en enero y febrero hubo en promedio 700 robos a personas en Quito por mes. Pero en marzo -cuando empezó la emergencia sanitaria por el covid-19 y la declaración del estado de excepción se aplicó, la cifra comenzó a bajar y en abril hubo apenas 47. Desde mayo, conforme la ciudad va regresando a sus actividades, los asaltos aumentan.