En la empresa Ralomtex trabajan 110 personas dedicadas a la producción de lencería para niños, damas y caballeros. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Seis meses sin trabajar llevaron a Cristian Portero a la desesperación. Este ingeniero industrial, de 25 años, dejó carpetas en varias industrias, pero no consiguió empleo.
Cuando estuvo a punto de vender caramelos en los buses, dice, recibió una llamada de la empresa Varma y le comunicaron que debía presentarse. “Por la emoción grité, la gente no sabía qué pasaba”.
Ahora está encargado del manejo ambiental de Varma. Portero es uno de los 40 obreros que entre septiembre del 2017 y enero del 2018 fueron contratados por esta firma, dedicada a la fabricación de carrocerías en buses y furgones.
Hasta mediados de julio, Varma fabricaba siete carrocerías al mes, pero en el tercer trimestre subió a 15, lo que permitió contratar a más gente y planificar nuevas inversiones. Su gerente, Juan Vargas, explica que actualmente laboran 110 personas en la planta.
Cuenta que a partir del segundo semestre se dio una reactivación económica que permitió crecer a la empresa. Ahora planea invertir USD 500 000 para ampliar la planta y equipamiento. La idea es producir 40 carrocerías al mes.
Lo que le pasa a esta empresa del sector carrocero también se experimenta en otras actividades como el calzado y los textiles. Esa reactivación hizo que Ambato registrara un incremento en el empleo adecuado, entre diciembre del 2016 y diciembre del 2017, según los indicadores del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC).
Un estudio realizado por el Observatorio Económico de la Universidad Técnica de Ambato (UTA) detalla que al menos 7 000 nuevos empleos se generaron en ese período. El analista económico John Tello explica que eso es positivo para la ciudad y provincia que es netamente empresarial, industrial, agrícola y comercial, que no dependen del sector estatal o de las rentas petroleras.
Al haber más confianza en el país las inversiones llegaron a través de créditos en bancos y cooperativas. También se invirtió el dinero ahorrado, lo que permitió fortalecer a la economía. “Al generar empleo la gente empezó a consumir más productos y servicios; las empresas, a producir, contratar gente y comprar materia prima, dinamizando así la economía local”, señala Tello.
La Cámara de Industrias de Tungurahua dice que la economía en la provincia mejoró y benefició a la industria del cuero y calzado, metalmecánica, textil y de comercio. Su presidente, Santiago Vargas, asevera que la recuperación se dio luego de las elecciones del 2017 y, en el tercer trimestre, el Gobierno generó confianza en el sector productivo.
En eso concuerda el director del Observatorio de la UTA, Diego Proaño. Asegura que 53 096 de las 98 404 personas que integran la Población Económicamente Activa de Ambato tienen un empleo adecuado en los sectores productivos que crecieron en el 2017.
En el textil, las 700 empresas, entre grandes, medianas y pequeñas, contrataron al menos 1 500 personas. Milton Altamirano, presidente de la Asociación de Confeccionistas Textiles, dice que las industrias recuperaron los puestos de empleo perdidos entre el 2016 y 2017 a causa de la crisis económica. “Eso es positivo, porque creció la producción y las ventas en más del 10%”.
Afirma que entre las 700 empresas se generan 14 000 empleos seguros. Por ejemplo, la empresa Ralomtex contrató a 40 personas el año pasado.
El gerente Ramiro López manifiesta que aumentó la nómina de colaboradores para fortalecer varias áreas de producción, sacar nuevos productos y mejorar la calidad.
Este proceso implicó capacitar la mano de obra, renovar maquinaria y remodelar la infraestructura con una inversión de USD 130 000.
Lorena Sánchez tras permanecer tres años en la desocupación y vivir la crisis financiera que afrontó en su hogar, logró encontrar un empleo. Eso le ayudó a mejorar su situación económica. En Ralomtex se encarga de las ventas de lencería que produce la empresa.
En el sector de cuero y calzado también hubo crecimiento. Lilia Villavicencio, presidenta de la Cámara de Calzado, indicó que en el 2016 la producción fue de 29 millones de pares de calzado y el 2017 subió a 32 millones a escala nacional. El 80% se confeccionó en Ambato y generó 1 500 empleos más.