El sector agrícola está preocupado por la intensidad que tendría El Niño (Imagen Referencial). Fotografía registrada el 15 de marzo del 2012, en el Recinto San Gabriel, en Daule. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
El sector agrícola del país todavía recuerda la crudeza del fenómeno de El Niño de 1997: tierras inundadas, frutos podridos, cosechas devastadas.
El monto de los daños fue de cerca del 15% del producto interno bruto (PIB) del país en 1997, según un informe de la Corporación Andina de Fomento (CAF). El estudio puntualiza que la superficie de cultivos perdidos y afectados en el país fue de 843 873 hectáreas.
Luego de 18 años nuevamente se advierten fuertes anomalías en las temperaturas de la superficie del océano y vientos, según el Estudio Regional del Fenómeno El Niño, y que ya ha generado algunos efectos en ciertos sectores agrícolas.
El sector arrocero tiene un decrecimiento de 26% de producción debido al aumento de plagas y al temor por la llegada de El Niño, que ha provocado que los agricultores se abstengan de invertir en plantaciones como en otros periodos.
Hasta agosto se han cosechado 336 000 toneladas, cuando lo previsto era 763 000, según datos de la Corporación de Industriales Arroceros del Ecuador (Corpcom).
En el cacao, las plagas por el incremento de la humedad han proliferado, al punto de que el Ministerio de Agricultura (Magap) declaró al sector en emergencia fitosanitaria en agosto.
Esto busca menguar los efectos que tendría este fenómeno en unas 170 000 hectáreas de cultivos, debilitados por la Monilla, que reduciría unas 20 000 toneladas de producción hasta el final del año.
Roberto Mollison, vicepresidente de la Asociación de Productores de Cacao (Aprocafa), señaló que en 1997 las pérdidas que dejó El Niño representaron el 50% de la producción.
Si eso vuelve a ocurrir se perderían USD 400 millones.
Según un informe de la organización Climate Prediction Center, la probabilidad de ocurrencia del fenómeno este invierno es de más de 90%.
A pesar de las inversiones del Gobierno en obras de control de inundaciones, el sector agrícola está preocupado por la intensidad que tendría El Niño.
Los representantes de varios gremios productivos del país se reunieron el 15 de septiembre pasado en Guayaquil, para analizar los riesgos que traería el fenómeno.
Rafael Guerrero, presidente de la Cámara de Agricultura zona II, mencionó que el Gobierno debe enfocarse en la limpieza de canales y drenajes.
“El sitio que más afectaciones tendría es la cuenca baja del Guayas. En 1997 hubo USD 2 882 millones en daños, en el sector agrícola”, dijo.
Rodrigo Gómez, analista del sector agropecuario, señala que es difícil advertir los impactos en cada sector.
“Los proyectos para control de inundaciones van a ayudar, pero eso dependerá de qué niveles de pluviosidad tengamos. La afectación sería por lluvias torrenciales por encima de
1 500 mililitros sobre el nivel del mar”. Ese nivel de pluviosidad se registró en el último fenómeno de El Niño, pero según el Servicio Nacional de Meteorología de EE.UU., El Niño que se viene sería más potente.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 97% de las afectaciones en el año 1997 se registraron sobre 10 cultivos. Estos fueron: banano, arroz, maíz, pasto, caña de azúcar, café, soya, cacao, papa y fréjol.
Pero el comportamiento de algunos sectores ha cambiado en la última década y son menos vulnerables. Es el caso del banano, en el que la tecnificación en control de plagas, riego y drenajes mejoró, dice Eduardo Ledesma, presidente de la Asociación de Exportadores de Banano (AEBE).
En el sector arrocero, en cambio, la preocupación está latente. Javier Chon, presidente de Corpcom, dice que en 15 000 hectáreas no se ha sembrado este año porque los agricultores se abstienen de invertir debido a las alertas.
“En diciembre y enero, si hay lluvias fuertes por el fenómeno, la gente no va a sembrar y las pérdidas serían de USD 230 millones. Son 1,2 millones de empleos directos e indirectos que genera toda la cadena”, menciona Chon.
Gómez enfatiza que la mayoría de los agricultores de sectores vulnerables son pequeños productores. En cacao, el 90% son pequeños; mientras que en arroz representan el 60% .
Otro sector que está alerta es el de la caña de azúcar, que en la zafra del año pasado produjo unas 500 000 toneladas de azúcar. Raúl Castillo, director del Centro de Investigación de la Caña de Azúcar (Cincae), explica que este sector tendría un 40% de reducción de la cosecha de diciembre si el fenómeno se presenta desde octubre.
“Una de las plagas mayores que puede venir con El Niño es la rata, las poblaciones de ratas crecen y se comen la caña. En 1997 hubo destrucción de hasta el 80% en algunos canteros”, señaló Castillo.
En contexto
Los proyectos para control de inundaciones en la Costa: Naranjal (Guayas) y Puerto Inca-La Troncal (Cañar) han avanzado en un 70%. Se estima que para diciembre comenzarían a operar. La inversión en estos dos proyectos bordea los USD 400 millones.