Santo Domingo de los Colorados se despierta en estos últimos cuatro días con miedo y sin saber si en el lugar donde uno se encuentra va a haber un atentado.
La reciente serie de atentados asusta y todos andan nerviosos. El primer día de este mes, la ciudad experimentó la explosión de tres coches bombas en dos gasolineras, en las afueras del centro de la ciudad; y una alerta de bombas en el edificio de la Judicatura, que está a menos de dos kilómetros de la parte céntrica.
Al siguiente día, los niños ni los adolescentes acudieron presencialmente a las escuelas y colegios. Los niños que practican natación, fútbol o algún otro deporte -después de clases- tampoco acudieron.
La calma no ha vuelto. El jueves 3 de noviembre de 2022 pusieron dinamita en una subestación eléctrica, hubo otro atentado en una gasolinera, que está cercana a una universidad; y también incendiaron una unidad de transporte interparroquial en Nuevo Israel, un poblado de la parroquia rural Las Delicias, yendo hacia El Carmen (Manabí).
Nadie quiere atreverse a salir de casa, pero hay necesidades, como ir a al mercado. Hay recelo, desconfianza y ahora toca mirar con sospecha a quienes están en los alrededores.
El terror es gigante cuando se quiere tanquear el carro con combustible. Una usuaria (Rocío, un nombre protegido) acostumbrada a ir a la gasolinera del baipás de la vía Quito-Quevedo, donde hubo el primer atentado, ya no se atrevió. Sus hermanas el suplicaron no entrar al lugar.
En ese sitio cambiaron las reglas para aprovisionarse. Hay un lugar de entrada y otro de salida; antes se entraba y se salía por cualquiera. José (nombre protegido) se arriesgó y se puso en la fila. Los despachadores -con nervios- los organizaban a un metro de distancia de cada carro.
En otra gasolinera, cercana a una que sufrió graves daños en la vía Santo Domingo-Esmeraldas, se acordonó el lugar con cintas amarillas, y solo hay un lugar de entrada y otro de salida. Los guardias paran los carros, hacen bajar a los acompañantes del conductor y lo dejan pasar solo. Los acompañantes esperan en las afueras de este sitio concurrido, a pocas cuadras de la terminal terrestre interprovincial e interparroquial.
Rocío vio a los policías motorizados que circulaban por las cercanías de las gasolineras santodomingueñas. Ya no se puede andar por mucho rato en esta ciudad. Quedarse en casa o ir al campo son opciones en este feriado por el Día de Difuntos y la independencia de Cuenca.
Tras los atentados, la provincia de Santo Domingo de los Tsáhilas también se encuentra en estado de excepción, incluido el toque de queda.
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