GDA / O Globo, Brasil y La Nación, Argentina
Para conocer Santiago de Chile, hay que tener presente aquel 11 de septiembre que transformó la vida del país.
Un asilo con mucha historia
La casa de Allende no es un museo, sino un hogar del Consejo Nacional de Protección a la Ancianidad.
Fueron los ancianos quienes pidieron que la casa de Tomás Moro 200 fuera monumento nacional.Pero también hay que tomar en cuenta el espíritu de los chilenos que, aunque no olvidan su pasado, no se atan a él y hacen derroche de progreso.
Los recuerdos del 11 de septiembre de 1973, cuando Augusto Pinochet dio un golpe de Estado para derrocar al presidente Salvador Allende, se destacan en varios puntos.
Uno de ellos es el Estadio Víctor Jara, al oeste de la ciudad. Si bien fue inaugurado en 1949 con el nombre de Estadio Chile, en 2004 se le cambió el nombre al actual en homenaje al cantautor Víctor Jara, asesinado ahí cinco días después del golpe.
Quizás el punto principal de la evocación del pasado es el Palacio de la Moneda, donde Allende resistió el ataque del Ejército y murió. La Moneda es el punto de partida de la mayoría de recorridos turísticos de la ciudad.
El edificio emblema de la capital chilena es, desde el regreso de la democracia, la casa de gobierno y la sede de la Presidencia.
En 1973 la Casa de Gobierno quedó destruida. Hoy, su principal atractivo es el despacho de Allende, reabierto en 2008. La Moneda está abierta a las visitas, se puede atravesar sus dos patios, el de los Cañones y el de los Naranjos, y hay visitas guiadas. El edificio data de 1805.
En la plaza de la Constitución, una de las dos que bordean la casa presidencial, está un monumento a Allende. Pero también se recuerda el golpe de Estado en la casa de la calle Tomás Moro, donde vivió Allende, la cual en 2006 fue declarada Monumento Nacional por orden de la presidenta, Michelle Bachelet.
El inmueble fue la residencia oficial del ex presidente Allende y su familia hasta el 11 de septiembre de 1973, fecha en que la casa fue bombardeada, al igual que La Moneda.
Pero Santiago también luce con orgullo su otro rostro. Es la hora pico en Santiago y el tránsito no avanza. Pero la marcha lenta del embotellamiento es una buena aliada para ver con más detalle la capital chilena desde la ventanilla.
Edificios altos en plena construcción, calles anchas y parquizadas, tiendas con ropa de marcas internacionales y mucha limpieza y orden, a pesar de los bocinazos de las 18:00 de un frío viernes.
El paisaje explica por qué pujante, moderna y en continuo crecimiento suelen ser las palabras más utilizadas para describir la ciudad, que se prepara para celebrar el bicentenario de 2010. En Vitacura y Las Condes está, sin duda, lo más destacado del Santiago moderno.
El Hotel W, recientemente inaugurado, es un ejemplo. El otro, el Museo de la Moda, único en América con 8 000 piezas que van de los años locos del destape a los más tradicionales años cincuenta (con modelos de Marilyn Monroe y Marlene Dietrich). Por último, hay que visitar el restaurante Puerto Fuy, reconocido internacionalmente.