Redacción Cultura
Ya en 1981, escenas de la primera versión de ‘My Bloody Valentine’ fueron cortadas por la excesiva violencia que se representaba en los asesinatos de los habitantes de un pueblo, por un minero perturbado, armado con una piqueta.
La ficha técnica
Título: ‘My Bloody Valentine 3D’
Dirección: Patrick Lussier
Guión: Todd Farmer y Zine Smith
País: EE.UU.
Año: 2009. Dur.: 101min.
Género: Suspenso
Reparto: Jensen Ackles, Jaime King, Kerr Smith, Betsy Rue… Para quienes quieren abrazar a su pareja con un grito de terrorAhora, en una producción de reciclaje que cuenta con el enorme aporte de la tecnología 3D, la sangre salpica desde la pantalla y el extremo punzante atenta contra las butacas.
Sin duda, la sensación de realidad, así como la reacción del espectador, es mayor. Pero esta percepción es netamente visual, pues el filme mantiene la fórmula previsible de este tipo de cintas: una máscara que oculta el rostro del asesino, mujeres desnudas que mueren entre charcos de sangre, alaridos de terror…
Las muertes ocurren después de persecuciones tensas y se alternan con diálogos ingenuos. Los personajes se enredan en un juegos de celos, traición y romance. El resultado: ensangrentados corazones humanos envueltos en cajas de chocolates.
La experiencia visual y auditiva es de otro nivel. El sonido de los cráneos destrozados, los pasos persecutorios y la música llenan la sala de suspenso. Una linterna que dirige su luz contra los ojos del público, cadáveres que caen inesperadamente y ojos arrancados de sus órbitas son algunos de los trucos 3D que motivan el salto, el grito y la reacción.
A ello, se suma la percepción de profundidad en un bosque lúgubre, en una casa vieja o en una mina abandonada, donde el espectador se inserta para, visualmente, compartir acciones que concluyen con un final abierto.