Pamplona cerró sus Sanfermines el martes pasado. Fueron trágicos: un joven español murió y 446 personas fueron heridas. Desde 1922, 15 personas han muerto en las estrechas calles de la capital de Navarra cuando corrían delante de animales de más de 500 kilos, el acto central diario de unos festejos que el escritor Ernest Hemingway hizo famosos en todo el mundo con su novela ‘Fiesta’.
El origen de este festejo se remonta a la Edad Media y la tradición es principio sagrado para los aficionados. Al fin y al cabo, es precisamente el peligro de ser corneado el que da emoción al encierro diario.
Aunque en la inmensa mayoría de los años no se hayan producido muertes, sí ha habido debates sobre el transcurso de los célebres encierros en los que los ‘mozos’, vestidos de blanco y con pañuelo rojo anudado al cuello, tientan a la suerte encarnada en seis toros bravos. A lo largo de 848 metros por las estrechas calles del centro de Pamplona, su única defensa es un periódico enrollado.
A lo largo de ocho encierros, unos dos millares de personas corren diariamente delante de los toros, una cantidad que el fin de semana llega a duplicarse en una ciudad tomada por turistas. El acceso de los corredores a la zona del encierro se ha ido endureciendo con el paso de los años para evitar que corran personas bajo el efecto del alcohol.