El viernes 28 de agosto, agentes civiles de tránsito ejecutaron un control de alcoholemia en la plaza Foch, en el norte. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Cámaras de vigilancia en los chalecos de los uniformados. La medida la planteó este año la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) para controlar al personal que incurra en delitos o faltas disciplinarias.
Hoy, esa disposición vuelve a debate, tras el arresto de un agente por presunta concusión (exigir dinero aprovechando su cargo). La captura ocurrió hace una semana en la avenida Colón, en el norte de Quito.
De aplicarse esa vigilancia, Asuntos Internos de la AMT detectaría si el personal operativo apagó la cámara o si esta registró actos irregulares.
EL COMERCIO obtuvo cifras de los expedientes que la institución municipal abrió contra sus uniformados.
Según esos datos, en los primeros cinco meses del 2015, se investigaron a 199 agentes de tránsito por tres principales causas: errores en la emisión de boletas, incumplimiento en los llamados a diligencias judiciales y posibles cohechos (recibir beneficios económicos).
Pero los casos de presunto cohecho no prosperaron. “Los denunciantes no aportan con las pruebas necesarias”, respondió la AMT a este Diario.
En el último caso, personal de Inteligencia policial que participó en la captura del agente (en la avenida Colón) revela que sí existen elementos de un posible delito.
Los investigadores aseguran que en el seguimiento detectaron que el sospechoso pidió el celular al conductor para que no lo grabara y luego exigió USD 150 por desechar una infracción por manejar sin el tipo de licencia adecuado.
El caso se investiga. Ayer, la AMT no descartó que al agente, que pertenece a la segunda promoción de vigilantes de tránsito, se lo separe de la institución si se comprueba la concusión.
Por ahora, este es el primer caso que se judicializa. El resto de indagaciones se han resuelto de forma interna, administrativa.
El video de la captura del uniformado apareció desde la semana pasada en las redes sociales y se suma a otra denuncia que circula en Internet desde el 16 de febrero del 2015.
En una cuenta en YouTube, denominada Ecuador desde mi cámara, hay una grabación en la que aparece un agente de tránsito de Quito recibiendo presuntamente una coima.
En las últimas horas, la AMT lanzó más datos del “proceso de depuración” que impulsa puertas adentro. Desde que los agentes tomaron el control de las vías de la capital (2014), la institución separó a dos uniformados por incurrir en errores en procedimientos.
Hasta agosto, a 440 funcionarios de tránsito, se los sancionó con llamados de atención verbales, escritos y con multas económicas que van desde el 5% hasta el 10% de su remuneración. A otros nueve no se les renovó el contrato este año.
La ausencia en el trabajo es la falta más recurrente entre el personal operativo de la AMT.
Esas cifras entregó el ente municipal horas después de las declaraciones del viceministro del Interior, Diego Fuentes.
El funcionario advirtió que la “Policía Nacional tiene la facultad moral y legal de hacer este tipo de aprehensiones”. Y aseguró que el proceso de depuración que impulsa el Ministerio del Interior le “permite mantener una autoridad ética”.
Tras el arresto del uniformado, en redes sociales se multiplicaron las amenazas de quienes al aparecer son agentes de tránsito. En textos y audios se advierte que “no perdonarán nada” y “aplicarán todo el peso” a los policías nacionales que cometan cualquier falta.
Ayer, agentes que operan en las unidades de policía comunitarias (UPC) reconocieron que estos roces pueden traer problemas durante un operativo considerado de emergencia.
“En una persecución, el policía puede utilizar vías exclusivas. Eso lo pueden utilizar para multarnos”, comentó un uniformado que labora en el sur.
Otro aseguró que en las investigaciones se suele emplear autos sin placas; también considerada una infracción, según el Código Integral Penal.
Fuentes avisó que se detendrá a los agentes de tránsito que impidan el trabajo de la Policía.
No es la primera vez que hay estas quejas. En julio del 2014, un coronel cuestionó dos casos puntuales que ocurrieron en el centro de Quito. Agentes de tránsito pararon a dos policías del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM). Los uniformados circulaban por la vía exclusiva del Trolebús.
El primer agente daba servicios de seguridad a una mujer que retiró dinero de un banco. El segundo, en cambio, estaba en un operativo para capturar a un sospechoso armado.
Tras esos hechos, el oficial habló de “trabas” al trabajo de la Policía. “Nuestro personal solo atiende procedimientos que buscan evitar que ciudadanos sean víctimas de sacapintas y otros peligros que pueden evitarse con la rápida reacción…”.
Mientras tanto, en la AMT se investigan si las amenazas de “aplicar todo el peso” pertenecen a su personal operativo.
En contexto
El miércoles 26 de agosto, personal de la Dirección General de Inteligencia capturó en la avenida Colón a un agente de tránsito por una presunta concusión. El arresto se dio luego de que el uniformado intentara darse a la fuga, según los investigadores.