Redacción Quito
A pesar de la presencia policial, en la esquina de la av. 24 de Mayo y Cumandá, en el sector de San Roque, en el centro; el tránsito vehicular es complicado.
Buses, camiones, camionetas y autos particulares circulan por el sector diariamente para llegar hasta el mercado San Roque. El problema se complica más durante los días de feria (martes, viernes y sábados).
La venta de frutas, verduras, carnes y mariscos se realiza al aire libre. Con tablas, cartones y plásticos los vendedores protegen sus productos. Desde las 04:00, aproximadamente, los comerciantes instalan sus puestos sobre las calles Ambato, Cumandá, Túpac Yupanqui, Cantuña y Loja. En esta última vía, solo pueden circular los peatones, ya que los puestos se ubican sobre la calzada.
Las ventas que se realizan en las afueras del mercado municipal de San Roque ocasionan problemas a quienes acuden en sus vehículos. Así lo aseguró José Vera, quien fue el pasado sábado hasta este lugar. “Nunca hay donde parquear y por la cantidad de comerciantes la circulación es muy lenta. Lo único bueno es el precio de los productos”.
El sábado pasado, durante la feria, las calles estaban sucias. Las vías estaban llenas de cáscaras de frutas y costales. La venta de mariscos y carnes rojas generaron mal olor, en la esquina de las calles Cumandá y Loja.
Los gritos de los feriantes se confundían con los pitos de los vehículos que pugnaban por atravesar la estrecha vía.
A esto se sumó la venta de comidas preparadas. En medio de la estrecha calle se levantaban puestos de venta de hornado y menudo. Los tanques de gas estaban parados en la calzada y los compradores debían pasar esquivando las ollas y sartenes de comida.
Aunque los habitantes del sector se quejan por la falta de seguridad y de limpieza en las calles, prefieren mantener el anonimato al momento de hablar de esos temas. La propietaria de una tienda de la calle Ambato y La Ermita cree que si la presencia policial se incrementa luego de que termine la feria (12:00 a 13:00 ) los problemas de inseguridad disminuirían. “Hay muy pocos policías y las calles son peligrosas”.
El fin de semana dos uniformados, de la Unidad de Policía Comunitaria del lugar, rondaban las calles con más presencia de comerciantes informales.