San Gabriel, en la provincia del Carchi, en el norte del Ecuador, consolida un proceso de fortalecimiento de la arquitectura patrimonial, a través de un proyecto que lleva adelante desde hace cinco años.
La actualización del inventario de bienes patrimoniales determinó que existen en esta ciudad 400 inmuebles históricos, algunos de ellos con más de 100 años. El estudio estableció que varias edificaciones presentan problemas de humedad y deterioro, sostiene el consultor Fabián Lara.
Esta ciudad fue declarada el 11 de noviembre de 1992 como Patrimonio Nacional, como un reconocimiento a las fachadas coloniales de sus construcciones.
Para el alcalde de Montúfar, Juan Acosta la regeneración de la Casa de las Siete Puertas, Casa Cultural Cuasmal, Casa Museo y Casona Municipal y edificaciones municipales despertaron el interés en la ciudadanía, que ve en el patrimonio una oportunidad para promover el turismo.
Según Oswaldo Cepeda, gestor cultural, el programa de rehabilitación de inmuebles patrimoniales privados que se ejecutó en el barrio Santa Clara, a finales del 2012, permitió recuperar 24 casas y crear el primer bulevar en la calle Ezequiel Landázuri.
El lugar cuenta con iluminación LED que resalta las fachadas y ornamentación del sector, zonas de descanso, amplias jardineras con plantas medicinales, así como cerámica con la simbología de la cultura Pasto.
El circuito incluye la implementación de mobiliario instalado en las aceras, amplias jardineras y un pórtico que jerarquiza la vía de ingreso al cementerio. La Municipalidad y el Instituto Nacional de Patrimonio entregaron bonos de USD 5 000 y 7 000 a los propietarios, que fueron invertidos en la renovación de cubiertas y fachadas.
San Gabriel fue seleccionada por el proyecto ‘Incentivos para viviendas patrimoniales privadas’ como urbe piloto a nivel nacional de entre 22 ciudades históricas, que conforman la Red Patrimonial Nacional.
El plan aspira salvaguardar aproximadamente 100 viviendas que aún conservan estructuras de tapia, adobe, bahareque, carrizo, cubiertas de teja, así como ventanas y puertas de madera arcaica, que forman parte del inventario arquitectónico republicano.
Daniel Rubio, quien está al frente de la coordinación del programa a nivel nacional, afirma que la gente ha cambiado de actitud y hoy está comprometida con la rehabilitación de construcciones hereditarias.
Segundo Yazán se dedica a la talabartería desde hace 50 años. Él afirma que la renovación de sus viviendas ha levantado la autoestima de los vecinos y que el plan debe continuar en su segunda fase.
La semana anterior se inició una segunda fase, que incorpora a 34 casas más en la calle Olmedo. Los primeros trabajos tienen relación con el desentejado, retiro de cubiertas e impermeabilización. En ese lugar se construirá un segundo bulevar y mejorará el espacio público.