Redacción Fiesta Brava
La etapa de novillero de Álvaro Samper llegará a su final este domingo.
Este quiteño, nacido en 1983, tomará la alternativa y se convertirá en matador.
Y todo, a día seguido. “Tendré el privilegio de terminar como novillero en la Monumental plaza de toros Quito y doctorarme al día siguiente, en esa misma plaza. Yo ya soy profesional pero esto me servirá para entrar a competir con las primeras figuras del toreo a nivel mundial”.
Así, si todo sale como aspira, desde el lunes empezará la última y la más importante etapa para un torero profesional.
Desde que recuerda, Álvaro Samper se aficionó por la fiesta brava. “Desde que tengo memoria me enamoré de los toros. Mi abuelo era ganadero y tuve esa suerte, en un inicio, de conocer a los animales en el campo. Luego, al ver el ambiente de la plaza y a la gente jubilosa en una corrida, me empezó a dar vueltas la idea de dedicarme a esto hasta que hace seis años me decidí”, asegura, muy contento, el novillero.
Fue una decisión difícil y tuvo que dejar de lado los estudios.
Desde entonces, se vistió de luces y ha tenido años con numerosas participaciones internacionales como novillero.
En 2007 adquirió una vasta experiencia. Solo en ese año lidió 37 reses, realizó 19 festejos y cortó 23 orejas. Muchas de estas corridas las realizó fuera del país, sobre todo en España y Francia. “Fue el año más importante en cuanto a intensidad”.
Pero 2009 ha sido su temporada más dura. “Lo peor que le puede pasar a un torero es no torear. Por eso este, considero que ha sido el año más complicado.
“Pero a la vez ha sido el año en que más cariño le he tomado a esto porque he podido sobreponerme para seguir en esta profesión y enamorarme cada día más de ella”, asegura Álvaro Samper, uno de los protagonistas de la feria taurina 2009 en honor a la capital.