Josshuad Lucart y Carla Guerrero, de Venezuela, tuvieron a su primer bebé en Ecuador. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Cada 15 días, las hermanas venezolanas Ana, Xiomara y Reina Moreno acuden a una farmacia quiteña para comprar un medicamento contra el párkinson. Para eso destinan USD 32 mensuales. En su tierra, el mismo fármaco era gratuito, pero escaso.
La falta de este y otros insumos para su madre, Reina Núñez, hizo que tomaran la decisión de dejar su país en busca de una mejor atención.
En la normativa ecuatoriana –Ley de Movilidad Humana– se contempla a la salud como un derecho de todos. Y esto se cumple en Ecuador, relata Ana, la mayor de las hermanas.
La primera vez que ocuparon el sistema de salud fue en diciembre del 2017, dos meses después de llegar al país.
El 27 de diciembre, su madre Reina se enfermó. La internaron en una casa de salud pública en el norte de Quito.
Allí le hicieron exámenes, le suministraron medicamentos y le brindaron toda la atención que necesitó. En total, estuvo internada ocho días, tiempo en el que la chequearon varios especialistas, entre ellos un cardiólogo y un nutricionista.
Según el Ministerio de Salud, en los últimos cinco años hubo 864 801 atenciones ambulatorias, consulta externa, emergencias y egresos hospitalarios de extranjeros.
Esto significa un incremento del 5% de atenciones a ciudadanos de 160 nacionalidades, registrado desde el 2013. Así lo explica la directora Nacional de Articulación de la Red Pública de Salud y de la Complementaria, Evelyn Mogro.
Ella resalta que las atenciones de salud no se niegan a ninguna persona. En el caso de los extranjeros -explica- hay condiciones migratorias que se deben cumplir, como ser transeúnte, turista o solicitante de protección internacional.
Conseguir los medicamentos y un doctor para Núñez se convirtió en una labor titánica en Venezuela. Recuerda que su madre, quien ahora permanece en cama, tuvo una recaída en septiembre del 2017. Buscaron el servicio médico en al menos seis clínicas privadas. No la consiguieron. Ni hablar de las casas de salud públicas.
Cuando lograron internarla no había los insumos. Se quedó un día en el hospital.
Una experiencia similar vive la madre de la hondureña Cinthya Yánez, de 35 años. La enfermedad que padece es cáncer de tiroides. Su mal no está controlado porque no tiene el control necesario ni los medicamentos. En Honduras –dice– la gente sabe que si va a una casa de salud pública corre el riesgo de no ser atendida.
Estos problemas no los ha vivido en Ecuador, en donde se registran 8 013 atenciones a foráneos con enfermedades catastróficas en los últimos cinco años. Los pacientes de nacionalidad colombiana encabezan la lista de atenciones con 5 774. Le siguen los de Perú, Cuba y otros países, como Venezuela, Argentina y Honduras. Si se compara esta cifra con las citas a ecuatorianos se observa que no llega ni al 1%.
Yánez y su esposo Gerardo llegaron a Ecuador hace casi siete años desde Tegucigalpa, capital de Honduras. Cuando lo hicieron encontraron un sistema de salud diferente. En algunos casos las citas son rápidas; en otras hay demoras. No ve eso como problema, ya que en su país no lograba una cita.
La atención a foráneos ha significado una inversión estatal de USD 63 millones en los últimos cinco años. El 2015 se convirtió en el año con la mayor inversión: USD 14,7 millones. No cuentan con el dato preciso de inversión en enfermedades catastróficas, ya que hay un presupuesto diferente.
Los extranjeros acceden a todo tipo de servicios médicos. Medicina general, odontología y especialidades como ginecología, obstetricia, pediatría y más. La pareja de venezolanos Josshuad Lucart y Carla Guerrero, de 29 y 30, llegó hace dos años al país con una idea en mente: tener su primer bebé.
Mientras residían en su país, no pensaban en familia, ya que la situación económica era complicada. No había insumos médicos, remedios ni doctores. Es así como decidieron migrar y tomaron la decisión de ser padres. Hace siete meses nació Luis Armando.
El niño es parte de la población de infantes de padres extranjeros nacidos en el país.
Hasta el 17 de abril, Salud contabilizó 126 infantes de padres extranjeros nacidos en el país. Los originarios de Colombia encabezan la lista, con 51 bebés. Sigue Venezuela, con 45. La cifra de este último país muestra un crecimiento. En el 2017 únicamente fueron ocho bebés registrados.
Lucart reconoce que la atención médica fue oportuna. Su esposa fue trasladada a un hospital por complicaciones en su embarazo: placenta previa. Tuvo más citas médicas.
Le administraron medicación y le programaron la cesárea a las 37 semanas. Lo mejor -destaca Lucart- es la gratuidad y la no discriminación.
¿Exclusión? No la han sentido estas familias. Solo tienen una palabra en mente sobre la atención: agradecimiento.