Berlín, DPA
El mexicano Eder Sánchez logró hoy la medalla de bronce en los 20 kilómetros marcha del Mundial de atletismo de Berlín, prueba en la que se impuso el ruso Valery Borchin, actual campeón olímpico.
La medalla de plata fue para el chino Hao Wang. Sánchez, que fue cuarto en el Mundial de Osaka 2007, cruzó la meta con un tiempo de 1:19:22 horas, lejos del magnífico crono del inalcanzable Borchin (1:18:41), quien parece haberse erigido en heredero del ecuatoriano Jefferson Pérez como gran dominador de la distancia. “Para compararme siquiera con marchadores como Jefferson o (el polaco) Robert Korzeniowski todavía tengo que competir mucho”, dijo sin embargo el vencedor.
Pérez, tres veces campeón del mundo, se retiró en 2008 tras colgarse la plata en los Juegos Olímpicos de Pekín, detrás precisamente de su sucesor en el trono mundial.
Con su bronce, el mexicano Sánchez se quitó la espina que tenía clavada desde 2007, cuando estuvo a punto de colgarse también el bronce por la descalificación a posteriori del español Francisco “Paquillo” Fernández.
Sin embargo, el español, que hoy acabó retirándose, fue restituido luego en el segundo lugar tras una reclamación de su federación, y el mexicano tuvo que conformarse con la cuarta plaza.
“Esta vez era mi turno”, dijo el andarín de Ciudad de México. “Lo de Osaka fue muy difícil. Y después de Pekín -donde acabó décimo quinto- también hubo críticas fuertes. Pero yo seguí entrenando y ahora se ven los resultados”.
La presea de Sánchez es la primera de la marcha mexicana en un gran evento desde que Edgar Hernández se colgara el bronce en los 50 km del Mundial de Edmonton (Canadá) en 2001.
Sánchez, de 23 años, corrió hoy con gran inteligencia, sin cegarse siguiendo el ritmo del campeón olímpico, con lo que pudo luego recuperar una plaza en los últimos kilómetros adelantando al colombiano Luis Fernando López, que finalmente sólo pudo ser quinto.
Mucho antes de empezar la prueba, los alrededores de la emblemática Puerta de Brandemburgo, símbolo en otro tiempo de la ruptura política entre el este y el oeste de la ciudad, estaban ya repletos de gente atraída por las agradables temperaturas de 25 grados en la soleada capital alemana.
Un circuito de dos kilómetros alrededor del famoso bulevar Unter den Linden (Balo los Tilos) esperaba a los competidores de la primera final del Mundial, que excepcionalmente celebrará las pruebas de larga distancia -marcha y maratón- fuera del recinto del estadio.
Los italianos Ivano Brugnetti y Giorgio Rubino decidieron endurecer la prueba casi desde el principio y junto al noruego Erik Tysse abrieron pronto un hueco con el resto del grupo de favoritos.
Sin embargo, pasado el ecuador de la prueba, con la temperatura subiendo rápidamente en el termómetro, pagaron el esfuerzo y fueron absorbidos por los más fuertes, los que iban a definir las medallas.
No estaría entre ellos el español Fernández, que en el kilómetro 11 decidió retirarse. “Nunca me sentí tan mal psicológicamente”, dijo.
Relegado siempre a la segunda plaza en los últimos tres Mundiales por Jefferson Pérez, el marchador español de 32 años buscaba en Berlín aprovechar su última oportunidad de lograr un oro en la prueba corta, antes de pasarse los 50 kilómetros. Pero ni siquiera la ausencia de su gran pesadilla, llevó a “Paquillo” hasta lo más alto del podio. Sánchez aguantó con el trío de cabeza casi hasta los 15 kilómetros, pero prefirió no quemarse con el ritmo que impuso Borchin.
El mexicano había estado entrenando en Suiza a la espera de temperaturas frescas en Berlín, pero se encontró con un soleado y caluroso mediodía. “Yo decidí mantener mi ritmo. No digo que no pueda soportar el ritmo que puso Borchin, pero no estuve entrenando en un calor tan intenso como éste. Pude haber tenido un desmayo, así que traté de reservarme”.
El colombiano López lo intentó un poco más, pero pronto cedió ante el empuje del campeón olímpico y al final fue adelantado incluso por Rubino. Sólo el sorprendente chino de 19 años, que había logrado una de las mejores marcas del año, se atrevió con el ruso. Pero tampoco duró mucho. Borchin no tiene rival.