Moscú, AFP
Rusia, una de las primeras productoras mundiales de petróleo, al mismo nivel de Arabia Saudí, ha sabido aprovechar los recientes recortes de producción de la OPEP para ganar partes de mercado en el sector, olvidando que en su momento tuvo sus coqueteos con el cartel.
Hace apenas unos meses, cuando el barril de crudo se había desplomado, Moscú aseguraba que quería apoyar a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) , de la que no forma parte, para limitar excedentes y facilitar la recuperación de los precios.
En diciembre de 2008, las autoridades rusas habían propuesto al cartel reducir 320.000 barriles diarios la producción del país. El presidente Dmitri Medvedev anunció incluso que su país ya no descartaba entrar en la OPEP para “defender” sus intereses.
Pero en lo que va de año, la producción rusa en realidad ha aumentado gradualmente.
En agosto, el país ha bombeado cerca de 10 millones de barriles diarios, un volumen récord, gracias al lanzamiento por el grupo petrolero Rosneft del yacimiento gigantesco de Vankor, en el Gran Norte, que encierra reservas estimadas en 520.000 millones de toneladas de petroleo.
Y a principios de septiembre, el ministro de Energía, Serguei Chmatko, indicaba que el pronóstico para la producción de crudo para 2009 había sido revisado al alza, a 490 millones de toneladas, más que en 2008, cuando se extrajeron 488 millones de toneladas.
Un anuncio que exasperó a la OPEP. “Nada se ha concretado” en las negociaciones para coordinar los recortes de producción, así que “no es muy alentador”, declaró el pasado jueves el secretario general del cartel, el libio Abdallah El Badri, al término de una reunión ministerial de la Organización en Viena, citado por la agencia Dow Jones Newswires.
El sábado pasado, Chmatko subrayó que Rusia había sido acusada con frecuencia de saltarse las reglas del juego con la OPEP, pero está dispuesta a explicarse, según la agencia Ria Novosti.
Para los expertos, Moscú siempre antepone sus propios intereses.
El país “desarrolla su sector petrolero de acuerdo con sus intereses políticos y sus recursos, según la coyuntura del mercado mundial y el desarrollo de la cooperación sobre todo con los países de la OPEP”, señala Valeri Nesterov, analista de Troika Dialog.
“Pero la línea principal es asegurar los intereses económicos nacionales ante todo”, prosigue.
En realidad, Rusia “ha aprovechado los recortes de la OPEP para aumentar su producción y parte de mercado”, señala a su vez Chris Weafer, director de prospectiva del banco Uralsib, que cifra en 20.000 millones de dólares las ganancias del presupuesto federal obtenidas gracias a las acciones de la OPEP.
Cuando Rusia prometio reducir su producción en diciembre de 2008, “las perspectivas de los precios del petróleo eran muy sombrías”, recuerda Alexei Kokine, analista del banco moscovita de inversión Metropol.
“Gobierno y analistas pensaban sinceramente que de aquí al final de 2009 la producción empezaría a bajar un poco”, explica, y añade que pocos esperaban que Vankor entrara en explotación este verano después de los atrasos registrados en el pasado.
Moscú había tomado la precaución de no comprometerse en firme, precisa el especialista. Y “cuando la situación ha cambiado, Rusia ha renunciado rápidamente a sus promesas”, porque no estaba atada por ninguna obligación.