Paúl Tapia Goya
La Ley de Comunicación del oficialismo no es otra cosa que la ‘ley de delitos mediáticos’ venezolana pasada de agache en Ecuador. Los asesores españoles han hecho un gran trabajo al disfrazarla y ponerle otro nombre.
Es una pena que Rolando Panchana se preste para traicionar a su propio gremio, convertido hoy en testaferro de un intento descarado por criminalizar la libre información.
Derogar nuestras libertades y derechos con pretextos ideológicos es apoyar la impunidad dándole al Ejecutivo el poder para amedrentar a los periodistas y a los ciudadanos que levantamos la voz contra el régimen marxista.
No debiera extrañarnos que usen a un ex reportero de crónica roja como Panchana, como ‘autor del proyecto’, cuando todos sabemos de qué puño y letra viene este nuevo atentado a nuestras libertades.