‘Dos desconocidos salieron de unos matorrales para robarle a una mujer’

En las avs. Simón Bolívar y Granados, la gente que circula por allí afirma que en ese punto, a partir de las 17:00 aproximadamente, todos los días, roban a los conductores que circulan aprovechando el tráfico vehicular. Foto: Eduardo Terán/El Comercio

En las avs. Simón Bolívar y Granados, la gente que circula por allí afirma que en ese punto, a partir de las 17:00 aproximadamente, todos los días, roban a los conductores que circulan aprovechando el tráfico vehicular. Foto: Eduardo Terán/El Comercio

Las personas que circulan por la av. Simón Bolívar afirman que en uno de los tramos de la vía son recurrentes los robos en los vehículos, a partir de las 17:00 aproximadamente. Los sospechosos aprovechan la congestión de la hora pico, cuenta una conductora. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO

Testimonio de Belén R., quien observó un asalto violento en la avenida Simón Bolívar, a la altura de la Casa de la Selección, en el nororiente de Quito.

"Eran aproximadamente las 18:30 de ayer, miércoles 11 de julio del 2018. Yo iba por la avenida Granados hacia la av. Simón Bolívar con dirección a Cumbayá, para visitar a unos familiares. No había tráfico hasta llegar al sector de la Casa de la Selección. Allí, paramos en la fila de vehículos, que avanzaba lentamente".

"De pronto, dos desconocidos salieron de unos matorrales. Uno cargaba una mochila y otro usaba gorra. Yo tenía las ventanas cerradas, porque estaba con mi esposo y mis dos bebés. En esos momentos, esos hombres comenzaron a pasearse entre los carros que estaban parados en el tráfico y observaban. Luego de unos minutos, se ubicaron junto un Chevrolet Vitara de una chica que tenía la ventana un poco abierta, yo calculo unos tres centímetros aproximadamente".

"De un momento a otro, ellos agarraron el vidrio y con un fuerte movimiento lo bajaron. El ladrón metió más de medio cuerpo por la ventana, forcejeó con la mujer para arrancharle el celular y la cartera. Le robó, se salió del carro y se fue caminando. En esos momentos había vendedores y mucha gente, pero nadie la ayudó por miedo".

"Mi esposo me preguntó si se podía bajar del carro, pero yo le dije que no lo hiciera porque estábamos con los bebés. Nos asustamos mucho y no nos fuimos a Cumbayá como lo teníamos previsto. Al regresar vimos a los desconocidos sentados en la vereda con el celular y esperando a que haya más tráfico".

"En el Redondel del Ciclista nos encontramos con un agente de Tránsito, pero él no podía ayudar porque esas no son sus competencias. Entonces, se contactó un policía nacional, quien llegó y le contamos lo que pasó. Bajamos por la Granados y los encontramos. El uniformado se quedó con ellos y nosotros nos fuimos".

"Yo estaba con mis hijos, no podíamos quedarnos. No supe si los apresaron. Si los policías saben que ese tipo de cosas suceden en esa zona ¿por qué no ponen a alguien para que vigile? Siempre es así, hace un mes le asaltaron a mi hermano. Hay que tener cuidado con las ventanas y no mantenerlas abiertas. Esto es todo el tiempo".

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