La imagen de un hombre robándose un arupo del Bosque de Arupos fue captada por un vecino del sector. Foto: Captura de pantalla
Llegó el verano a Quito y, como todos los años, los arupos empezaron a mostrar su flores rosadas y blancas. En el sector de El Trébol, centro de la capital, el espectáculo del florecimiento de esos árboles se vio empañado por el robo de una de estas plantas. En este transitado lugar se ubica el Bosque de Arupos, una iniciativa que empezó hace un año.
El gestor del levantamiento de este espacio, Rafael Lugo, denunció la tarde del 23 de julio del 2020, en su cuenta de Twitter, que un hombre removió una de las plantas y sustrajo un árbol de arupo de ese renovado sector de la capital.
El hombre fue captado en una imagen. Él, vestido con camiseta negra, estaba acompañado de una mujer y un perro, cuando se llevó una de las pequeñas plantas que fueron sembradas para regenerar el espacio público en El Trébol.
El reclamo de Lugo generó más de 488 comentarios en Twitter hasta la tarde del 24 de julio. Junto a su denuncia se podía leer mensajes y reacciones. Las personas expresaron su molestia y cuestionaron la actitud de quienes sustraen los árboles del espacio público, pese a las restricciones para movilizarse ante la pandemia del covid-19.
Otros usuarios de redes sociales pidieron más imágenes del hombre, para difundirlas y así evitar que se repitan casos similares en Quito.
Los arupos son árboles muy característicos de Quito, aunque son originarios del sur del Ecuador. Sus brotes rosados, lilas y blancos llenan de colorido el verano de la capital. La especie, con su nombre científico Chionanthus Pubescens Kunth, es nativa del país y Perú, crece en las laderas y los valles interandinos. Sus árboles alcanzan de 6 a 8 metros de altura.
A pesar del enojo, Lugo prefirió tomarse con calma y agradeció a las personas por la solidaridad ante la situación. Él dijo que se cuenta con otras especies de arupos para reponer la planta que fue sustraída.
Por el tiempo que llevan sembrados, las plantas aún son pequeñas y sus raíces no son muy profundas, por eso es más fácil robárselos, dice Lugo en diálogo con EL COMERCIO. Para evitar el daño al espacio, en una zona del Bosque de Arupos tienen sembrados otros ejemplares en macetas, con una de esas plantas se reemplazará a la que se llevaron.
A pesar de que El Trébol es una zona muy transitada por vehículos, no existe demasiada presencia de peatones, sobre todo en la zona en la que se levanta el Bosque de Arupos. Pero los árboles no están solos, Lugo cuenta que uno de los vecinos de La Tola – barrio que se ubica frente al lugar – es el encargado de cuidarlos e informar cuando algo fuera de lo común pasa en ese sitio.
De hecho, este no es el primer problema que se registra en el Bosque de Arupos. En el inicio de la emergencia sanitaria por el covid-19, el pasado martes 24 de marzo del 2020, unas volquetas del Municipio arrojaron basura en el terreno en el que crecían los árboles.
En ese entonces, la Empresa municipal Emaseo publicó en Twitter: “Se procede a retirar de forma inmediata los escombros, se ha verificado que no existen daños en los árboles. Se ha ordenado iniciar una investigación en este caso”.
La idea de plantar un bosque de arupos nació hace unos cuatro años. “Imagínese ese enorme espacio de terreno abandonado convertido en un hermoso bosque lleno de arupos”, explicó Lugo en una entrevista con este Diario en el 2019. “Sería una vista lindísima, ya que esta es una de las entradas a Quito desde (el valles de) Los Chillos. Se podrá observar como una nube rosada, en ciertas épocas del año”, consideró.