Entrevista Roberto Estrada socio de consultoría de deloitte. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
El Gobierno va a empezar una reforma laboral. ¿Cuáles son los puntos fundamentales que se deben considerar para equilibrar los intereses de las empresas y de los trabajadores?
Debemos partir de hechos concretos. El empleo adecuado cayó más de 3 puntos, lo que significa que más de
260 000 personas han perdido su estabilidad laboral. Es decir, de 8 millones de población económica activa, 5 millones están en el desempleo, en la informalidad o en el trabajo no remunerado. Si no se consideran esas cifras no vamos a poder superar esa situación.
¿Cuáles son los puntos principales que debe contemplar la reforma?
En primer lugar incentivar el emprendimiento, que se ha convertido en la forma de salir adelante de las personas que no tienen empleo formal. Ese emprendedor pequeño tendrá que contratar a una o dos personas, pero si le exigimos lo mismo que a una empresa que vende USD 500 millones al año, simplemente va a ser muy difícil que salga adelante. Otro punto es redefinir algunos temas como el período de prueba, el contrato a plazo fijo, el costo de las liquidaciones cuando la renuncia es voluntaria. Sin una revisión a esos temas, va ser muy complicado que se generen nuevos empleos. Y, tercero, la ‘gig economía’, que se refiere a los trabajos por períodos puntuales y según las necesidades de las empresas. En EE.UU., Canadá y Europa hay 150 millones de personas dentro de este tipo de economía, trabajadores a tiempo parcial que no tienen una relación de dependencia.
¿Cómo se evidencian esos cambios en Ecuador?
En Quito y Guayaquil, la gente hace entregas en bicicleta para Glovo, más gente se suma a Uber, a Cabify y a otras plataformas. Cada vez se necesitarán más personas especializadas en manejo de inteligencia de negocio, innovación, desarrollo de proyectos, análisis de data, responsabilidad social.
Por otro lado, la temporalidad de las empresas es muy variada y depende de su actividad. Turismo, agricultura y ciertos negocios de consumo masivo tienen épocas en las que necesitan contratar a más personas. Pero en el país se ven muy limitados por los costos.
Las empresas reclaman flexibilidad. ¿Cómo ir hacia allá sin vulnerar derechos laborales adquiridos?
Para mí, el primer derecho vulnerado es no tener trabajo. Si no es atendido, de qué derechos estamos hablando.
Pero flexibilizar las condiciones también sería flexibilizar los derechos y los derechos laborables son irrenunciables.
Ese es el concepto que nos han vendido las viejas generaciones y los representantes laborales. Hay que preguntar a las nuevas generaciones, que no necesariamente quieren estar en una relación de dependencia, sino temporal, puntual, porque estas personas tienen intereses diferentes para su vida. Para esas generaciones es fundamental que exista flexibilidad, porque ellos también tienen una mentalidad flexible. Si seguimos con el modelo anterior, veremos que las cifras seguirán igual o cayendo más. Esa flexibilidad permitirá generar oportunidades para las personas que lo necesiten y que estén dispuestas y aptas para brindar su servicio en algún tema puntual. Eso es lo que marcará la diferencia en un mercado que evoluciona cada vez más rápido, ya que está basado en temas de automatización y de inteligencia artificial.
¿Qué tienen que hacer las empresas y trabajadores para sacar más provecho de la tecnología?
Se debería crear una especie de ‘masterplan’, que contemple la evolución actual del mercado del trabajo. En ese diseño deben estar empresarios, trabajadores, academia, cámara, sector público y entes reguladores. Ese plan debe proyectar al país para los próximos 10 años. Nosotros no podemos seguir con el debate tradicional, el mundo no se detiene y la brecha digital será cada vez mayor, y es un tema que nos debería preocupar a todos.
¿Cómo lograr que ese contrato social no se cambie en el corto plazo porque los acuerdos no fueron equilibrados entre empresas y trabajadores?
El futuro en el empleo tiene que ser un compromiso de los actores. Hay una estadística muy interesante que determina que un 40% de los chicos que ingresan hoy a la educación escolar, cuando se gradúe trabajará en tareas que ni siquiera se han creado. Es un desafío y el país debe irse ajustándose a esos cambios de una manera técnica, no demagógica.
Pero parecería que solo los trabajadores son quienes deben ceder. ¿Qué pueden dar los empresarios?
Enfocarse mucho en el tema de capacitación de la gente, tratar de que sea algo mandatorio. También hay ejemplos interesantes de empresarios que, cuando sus posibilidades y su productividad se lo permiten, generan salarios competitivos para retener a sus buenos trabajadores.
¿Cuál es el papel de los sindicatos?
El sindicato tiene que velar por el cumplimiento de los derechos de los trabajadores, pero también tiene que cuestionar si el modelo actual está funcionando y qué podemos hacer para que el nuevo modelo funcione. Y no solo los sindicatos, también empresarios y Gobierno deben hacer un análisis sobre los aspectos que se pueden cambiar.
Formación.
Es ingeniero comercial por la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, cuenta con una maestría en Administración de Empresas en el IDE Business School, tiene un diplomado y experiencia en Recursos Humanos.
Experiencia.
Socio de Consultoría de Deloitte, donde ha laborado desde hace 23 años. Además, Estrada es profesor de Recursos Humanos y Comportamiento Humano en el IDE Business School, desde el año 2006.