Rituales de purificación para recibir el 2015

Durante diciembre, se celebra en Imbabura el Kapak Raymi o Fiesta Grande con rituales. Foto: José Mafla / El Comercio.

Los baños de vapor son uno de los rituales que practica el pueblo Tsáchila, en Santo Domingo, para recibir el nuevo año con energía positiva.
Esta actividad, efectuada por los chamanes a los que se denominan ‘poné’ en el idioma tsáfiqui, se desarrolla dentro de un hoyo de 50 centímetros de profundidad. En esa cavidad se pone una olla con agua en la cual el ‘poné’ Héctor Aguavil coloca piedras, que antes fueron calentadas en un fogón.
El vapor que sale desde el agujero tiene un olor a hierbas aromáticas y envuelve el cuerpo de Cruz Montaño. Este ciudadano, oriundo de Esmeraldas, llegó para realizarse la ‘limpia’ antes de fin de año.
Este ritual milenario, que en el pasado lo hacían solo los nativos tsáchilas, hoy es solicitado por mestizos y extranjeros. “Lo hacen como una forma de revestirse de buena suerte en la víspera de un año que finaliza”, explica Aguavil.
Las ‘limpias’ se realizan bajo los conocimientos ancestrales y creencias de la cosmovisión de la nacionalidad Tsáchila, que fundamenta sus ritos en animales, dioses y plantas.
Desde el 20 de diciembre de cada año aumenta la demanda de este tipo de rituales. Incluso, en los centros vegetalistas de las siete comunas los clientes forman filas para participar en los baños de vapor.
Montaño, un comerciante de conchas del cantón San Lorenzo, en el norte de Esmeraldas, lo hace desde hace 17 años con los chamanes tsáchilas.
Recuerda que su amigo Nelson Gamboa lo invitó a hacerse un ritual.De esa forma lo ayudó, pues el conchero pasaba por una difícil situación en la venta del molusco.
“Muchas veces la envidia y las malas vibras las transmiten nuestros propios amigos y colegas de trabajo. En este negocio si tú vendes más, el otro se enoja y te hace cosas. Por eso hay que protegerse”.
Ayer acudió por primera vez con sus cuatro hijos y su esposa que también recibieron el baño. Montaño les aseguró que eso les ayudará en la prosperidad de estudios y trabajo.
Según Héctor Aguavil, el ritual del vapor libera las toxinas e impurezas que el cuerpo adquirió durante todo el año. Pero también ayuda a curar el reumatismo, la artritis y los problemas gripales.
Entre las plantas que se utilizan para esta práctica están el romero, eucalipto, ruda, ajo silvestre y ayahuasca. Los creyentes deben permanecer 45 minutos en contacto con el vapor, para que surta efecto, indica Aguavil.
En ese tiempo se colocan entre tres y cinco piedras calientes para que la ebullición llegue a un punto más alto. Pero el baño de vapor es una primera parte de los rituales autóctonos.
También hay los llamados endulzamientos, con rosas y claveles. Un poco de miel de abeja y panela mezclada con los pétalos se frotan sobre la piel. Es una especie de ungüento de la buena suerte.
Quienes buscan otras opciones para reforzar la práctica aceptan incluso recibir latigazos con ortigas y una invocación a los dioses tsáchilas.
El poné Aguavil tiene su consultorio vegetalista en el km 7 de la vía Santo Domingo - Quevedo. Cuenta que desde el 20 de diciembre hasta ayer atendió a 300 personas. Cada ritual cuesta USD 45, el cual incluye lociones y amuletos.
En la provincia de Imbabura, las comunidades indígenas celebran este mes el Kapak Raymi o Fiesta Grande.
Según Blanca Chancoso, integrante de la Ecuarunari, es una festividad que coincide con el solsticio de invierno, que se celebra el 21 de diciembre.
En las comunidades kichwas de Ibarra, Otavalo y Cotacachi se festeja con rituales y juegos tradicionales ejecutados básicamente por niños y jóvenes.
El primero incluye la colocación de flores y frutas en el piso en forma de una cruz andina. También se quema palo santo, para atraer la buena energía.
Chancoso aclara que estas prácticas no tienen nada que ver con el fin de año, que marca el calendario gregoriano. Más bien explica que el año andino inicia el 21 de marzo.
Sin embargo, reconoce que se han fusionado varias prácticas indígenas con las occidentales. Esto sucede en comunidades como Zuleta, al sur de Ibarra.
Ahí, por ejemplo, el 31 de diciembre para recibir el nuevo año se realiza el pase del Niño.
Rosa Carlosama, dirigente del pueblo Karanki, comenta que es una celebración conjunta de la Navidad y de Fin de Año, con música andina.