4 ríos ahora solo son piedra y arena

Redacción Ibarra

En  el patio de tierra árida y en las paredes de la humilde casa de tapial reposan las palas, azadones y un arado. A su lado, María Congo conversa con dos jornaleros, en la comuna El Carpuela del valle del Chota (Imbabura).

En los rostros de los tres afrodescendientes hay preocupación. El motivo es la escasez de agua en el río Chota y la progresiva contaminación de este afluente.

Este río nace en los páramos de la Cordillera Oriental, a más de 3 000 metros sobre el nivel del mar. En su trayecto recibe las aguas de los ríos Apaquí, Ambi, El Ángel y Caldera.

La escasez de lluvias y los bajos caudales del afluente están llevando al borde de la    ruina  a más de 500 agricultores,  que  viven   en  las riberas, entre los poblados de  El Chota, Carpuela y El Juncal.

Congo es uno de los  afectados. Los surcos que abrió en su cuadra (terreno de unos 100 m²), en la zona de Carpuelita, apenas  conducen agua para humedecer sus sembríos  de fréjol, cebolla, aguacate y guayaba.

“Vivo de la venta de fréjol en las ferias de Ibarra, Tulcán y El Juncal. Pero la falta de agua nos tiene fregados. Necesitamos regar cada ocho días y lo hacemos cada 15” se queja con amargura.

Los campesinos Segundo Lara y Arnulfo Folleco también se lamentan por el bajo caudal del río Chota. Ambos trabajan como jornaleros en diferentes terrenos y ganan USD 8 diarios.

“Lamentablemente, el líquido no abunda. Acá contamos con agua del río Chota y del canal de riego Ambuquí, que  se alimentan de las lluvias y  del cielo no cae ni una gota ”, dice Lara, de 47 años.

La apariencia de los jornaleros del Chota es muy pobre. Sus camisas y pantalones lucen empolvados, roídos y sucios.

Folleto cuenta que cuando el caudal es débil  se nota  la contaminación. Del  líquido emana una hediondez insoportable. Las aguas negras de Pimampiro, Chalguayacu, El Juncal, El Carpuela y Chota se descargan directamente al río Chota.

En la última década, un estudio del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) advirtió sobre el problema de la contaminación en varios ríos de la cuenca del Chota, Salinas y Mira.

Sobre  el Chota, el informe dice que se ha convertido en botadero  y  lavandería de ropa y platos.

En el sector de Cantera San Juan,  3 kilómetros al norte entre Carpuela y El Juncal, el agricultor Benito Bernardo  tiene su versión. “El olor es insoportable con el  sol. Cuando nos lavamos las manos nos salen hongos y  si bebemos el líquido, nos duele la barriga”.

A pesar de que saben que el río Chota está contaminado, los agricultores utilizan el agua para regar sus sembríos de cebolla, aguacate, papaya, tomate…

En los últimos tres años, la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Ibarra (Emapa-I) construyó los sistemas de agua potable para siete poblados del valle. En El Juncal se beneficiaron 1 500 familias; en Carpuela, 2 500;  en  Chota, 80  y  en Cuambo, 200.

Álvaro Castillo, ex gerente de la Emapa-I, señala que como parte de las obras se contemplaba la construcción de  plantas de tratamiento de las aguas servidas. “Por los cambios administrativos,  el plan está parado”, explica.

De retomarse los estudios, Emapa, el Municipio de Ibarra y los ministerios involucrados necesitarían más de USD 700 000 para construir las plantas de tratamiento en El Juncal, Chalguayacu, Carpuela y Chota.

Hasta tanto, María Rubí Congo continuará  con su  ritual de limpieza. Se sienta en el patio de su casa para limpiarse el lodo, mientras conversa con sus vecinos  sobre los  problemas sin resolver.

En el cantón Paltas

Vidal Motoche camina  por donde corrían las aguas del río Playas. Hasta antes de la sequía, el afluente era caudaloso y servía para regar los cultivos de la zona. 
En Loja, la sequía ha  afectado al suministro de agua potable en la zona rural. Además, a los sembríos de maíz y papas, que se dan en la zona. La semana pasada no llovió.

En la Sierra centro

El caudal del río Ambato  ya no cubre a las piedras que antes reposaban en su fondo. Este es la principal fuente de agua para los agricultores  de la capital de Tungurahua.  
Aunque aún no hay un  dato certero sobre las afectaciones de la sequía en Tungurahua, en los mercados  los precios de las hortalizas y granos se incrementaron.

En Imbabura

El río Chota ya no  es el mismo desde hace más de un mes. El inmenso caudal se redujo y ahora, las aguas  no son suficientes para irrigar los cultivos de pimiento, tomate y ají.    
Los campesinos de  El Chota, Juncal y Carpuela están afectados por la sequía en el límite entre Imbabura y Carchi. La contaminación también afecta a la poca agua disponible.

En Carchi

El río El Ángel,  prácticamente, desapareció. Por donde corría las aguas quedó un camino de piedras. Este afluente está ubicado en el sur de la provincia de Carchi.  
Los agricultores de  Juan Montalvo y Mira utilizaban estas aguas para regar sus terrenos. Desde hace dos semanas no pueden regar los cultivos de maíz.

El Tomebamba se recupera

El río Tomebemba, en Cuenca, permaneció con un caudal mínimos durante más de dos semanas. La gente podía cruzar de una orilla a otra sin problemas. Sin embargo, las intensas lluvias caídas la tarde y noche del viernes en el sector de El Cajas, al este de la capital azuaya, permitieron que su caudal se incremente.

Este afluente  alimenta el embalse de la Central Paute, al este de Azuay. Por la reducción de su caudal, la generación de energía se redujo y empezaron los apagones el  5 de noviembre. 

La Central Paute provee el 35% de la energía que se consume en el país.

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