Si los atentados terroristas del 11 de septiembre dejaron al descubierto las serias debilidades de la hasta entonces única potencia mundial, el daño ocasionado por el escándalo de Wikileaks ha sido doble. En primer lugar, los sistemas de seguridad, pese a los ingentes recursos invertidos, han sido nuevamente vulnerados. En segundo lugar, la imagen de EE.UU. ha quedado fuertemente afectada.
Ya no es un grupo minúsculo de terroristas que ha puesto en jaque a un “gigante con pies de barro” sino nada más y nada menos que un ‘hacker’. Julián Assange, australiano de 39 años de edad, se ha burlado de la gran potencia y la ha puesto al descubierto revelando documentos realmente embarazosos que dejan mucho que desear del comportamiento de los EE.UU. alrededor del mundo.
Quizás tienen razón quiénes afirman que esa montaña de 250 mil documentos no afectará a la imagen de Obama, ni cambiará nuestra visión de la política mundial. Al fin y al cabo, la elaboración de reportes y de perfiles de los principales líderes políticos sobre la base de chismes, conversaciones e infiltraciones no es nada nuevo.
Sin embargo, Estados Unidos después de todas las medidas de seguridad que ha implementado en los últimos años sigue siendo vulnerable y sobre todo su imagen a nivel internacional ha quedado en el piso. Se comienza a hablar de cómo este ‘Cablegate’ o ‘Wikigate’ podría incidir en la geopolítica mundial.
Si ustedes creen que el factor confianza no tiene peso en política exterior, tengo que decirles que se equivocan. Es uno de los elementos esenciales de la influencia entre los Estados.
Las infiltraciones de Assange han desmoronado la confianza y uno de los grandes activos que tenía EE.UU.: su política exterior. Los gobernantes estadounidenses siempre han afirmado que sus decisiones estaban en función de los principios establecidos por Woodrow Wilson y no de intereses. Con el escándalo de los Wikileaks, eso ha quedado en nada.
¿Creen acaso que las relaciones de EE.UU. con países como Francia, España, Italia, Rusia, Turquía, Pakistán, Brasil, Arabia Saudita, Argentina, Paraguay, Bolivia o incluso Ecuador permanecerán iguales luego de los documentos publicados en Wikileaks?
EE.UU. no es la potencia que se erguía al término de la Guerra Fría. El poder se ha vuelto más difuso. Vivimos en un mundo multipolar, donde Obama está buscando una política postimperial en medio de una crisis imperial.
Las revelaciones de Wikileaks ponen cuesta arriba dicho cometido. Me pregunto: ¿lo ocurrido es solo un desliz en la política exterior norteamericana o un signo de su evidente debilitamiento? ¿La geopolítica mundial cambió y no queremos darnos cuenta?