El reto de los niños en confinamiento es idear formas para entretenerse

En su tiempolibre Raffaella, de 8 años, ayuda asubisabuela en la cocina.

En su tiempolibre Raffaella, de 8 años, ayuda asubisabuela en la cocina.

Thiago, de 7 años, arma un campamento con sábanas y juguetes. Foto: Archivo particualr

Raffaella, Gabriel y Thiago pertenecen a diferentes familias, escuelas y barrios. No se conocen, pero los tres coinciden en una opinión sobre este día: será diferente porque no pueden dejar sus casas, como en otros años.

“Pronto volveremos a salir”, dice Thiago, de 7 años. Su deseo -cuenta- es no volver a vivir el actual encierro. “Extraño estar en mi escuelita con mis amigos, no quiero que esta cuarentena sea para siempre”.

En su casa se adecuaron espacios para actividades que le permitan distraerse de las tareas escolares. Para jugar básquet en familia -cuenta Jhoana Campaña, mamá de Thiago- colocan un cesto vacío en una parte alta. También juegan bolos con botellas y una pelota.

Hacen campamentos en la sala y adecúan un área allí o en el patio, con zapatos para el entrenamiento de fútbol, que el niño recibe tres veces por semana, de forma virtual.

Este tiempo -dice la psicóloga Camila Pozo- se puede aprovechar para explotar la creatividad e imaginación de los niños con lo que hay en casa. De esta forma se evitará que permanezcan inac­tivos o frente a dispositivos electrónicos.

Hay momentos -dice Raffaella- en que se aburre, porque ahora “no hay mucho que hacer”. Pero la niña de 8 años se las ingenia y, en medio del confinamiento, juega con sus perros, ayuda en la cocina a su abuela y a su bisabuela.

Lo que más extraña -comenta- es ir al supermercado y poder elegir su yogur favorito. Los adultos -asegura la niña- no se lo han traído en este tiempo porque “no saben la marca”.

En Ecuador hay 4,3 millones de chicos de 0 a 12 años, según las proyecciones poblacionales del INEC. El 49% de ellos son niñas.

En el mundo se habla de que la cuarentena impuesta por el covid-19 puede afectar la salud mental de los menores. Los niños de hasta 5 años -recomienda la Asociación Española de Pediatría- deberían estar físicamente activos durante al menos tres horas diarias y, a partir de esa edad, un mínimo de una hora al día.

Para los niños, lo más importante son las relaciones con sus compañeros. “El regalo más valioso que les podemos dar ahora es aprender a escucharlos con mucha paciencia y a jugar con ellos”, señala la psicóloga infantil Daniela Ziritt.

En su tiempo libre Raffaella, de 8 años, ayuda asubisabuela en la cocina. Foto: Archivo particular

El Ecuador es parte de la Convención sobre los Derechos de los Niños, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989.

En su artículo 31, esta reconoce el derecho de los niños al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad.

El juego -añade Ziritt- es la herramienta clave para su desarrollo cognitivo y físico. Por eso recomienda que actividades en niños de 4 a 6, como el cambio de ropa, por ejemplo, se hagan con canciones como ¿Qué estás haciendo lobito?

Aunque le entristece no ir al parque, Gabriel Araujo, de 12, dice que estar en casa le ha permitido compartir más con toda su familia. Su prima le enseñó a jugar cartas, así que en su tiempo libre lo practica. También ve películas y ayuda en la cocina. “Ya sé hacer choripanes”.

Gabriel también tiene una preocupación: pelea con su hermano, con quien antes no compartía, ya que estudian en diferentes jornadas. “No ha sido fácil, pero en algún momento todo será normal”.

Ziritt añade que es importante entender que así como los adultos se estresan, pierden la paciencia o se desmotivan por las circunstancias actuales, los niños también lo sienten. La diferencia es que ellos no tienen una forma adecuada de comunicarlo. “Intentan llamar la atención o destruir algo para expresar una frustración”.

Para estar a salvo del covid-19 -dice Thiago- hay una sola opción: tener paciencia.

Un mínimo porcentaje de niños diagnosticados con covid-19 se registra en el país. Los datos del viernes mostraron que, de 38 571 casos confirmados del coronavirus, el 1,8% fue de menores de 0 a 14 años.

Johanna Bósquez, psicóloga y docente: ‘Aprender a medir el tiempo del trabajo’

El teletrabajo es un método útil y eficaz que se potenció debido a la pandemia del coronavirus. Esto marcará un antes y después. Aprender a conciliar una vida de trabajo desde casa es un proceso complejo, sobre todo si no existe una desconexión digital.

Muchos atraviesan etapas difíciles, que pueden provocar situaciones de estrés laboral, que si no se canalizan adecuadamente, pueden repercutir en la salud.

La parte humana es importante en esta modalidad. Respetar las horas de trabajo para que los empleados puedan compartir con su familia o practicar algún tipo de hobby hará que se sientan emocionalmente activos. Un empleado que siente que la empresa se preocupa por él es un trabajador emocionalmente feliz y con mejores resultados.

Sabemos de la grave situación económica que atravesamos, pero el trabajador puede llegar a sentir frustración si no tiene sus horarios delimitados. Por ello, las empresas deben generar herramientas que permitan controlar y registrar adecuadamente las jornadas de sus colaboradores.

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