En el libro ‘Auge y caída del comunismo’, Archie Brown se pregunta ¿por qué el comunismo sedujo a tanta gente a pesar de los pobres frutos que produjo? La brillante respuesta de este académico es que ese sistema logró atraer a tanta gente, por tanto tiempo, a través de apelar a dos instintos básicos del ser humano: la sed de justicia y la sed de venganza.
Brown, un profesor jubilado de Oxford que ha publicado cerca de 20 libros sobre el comunismo, tiene mucha razón al hacerse una pregunta tan básica. Finalmente el comunismo atrajo a generaciones de intelectuales y revolucionarios de todos los países del mundo, a pesar de toda la destrucción que causó y la represión que produjo. Recordemos que según “El libro negro del comunismo”, durante el siglo XX, hubo 94 millones de muertos por culpa de ese sistema político (incluyendo aquellos por ejecuciones, deportaciones, encarcelamiento e inanición y trabajos forzados).
A esas muertes hay que sumar todas las libertades que fueron conculcadas y el estancamiento económico que sufrieron esos países.
Por eso, la pregunta de Brown tiene una enorme importancia. ¿Cómo es posible que tanta gente se haya sentido atraída por un sistema tan asesino y tan represivo? Su respuesta, como ya se señaló, es que, al apelar a dos instintos humanos tan básicos (justicia y venganza), pudo seducir a grandes masas y a muchísimos intelectuales que durante buena parte del siglo XX apoyaron al comunismo.
Y claro, si se ve la situación de los pobres en Rusia antes de la Revolución de Octubre, con campesinos que vivían en un sistema casi feudal y con una amplia mayoría de la población urbana sobreviviendo en condiciones infrahumanas, se puede entender que los afectados se dejaron seducir por su sed de venganza y los soñadores por la de justicia. Y muchos fueron seducidos por ambos instintos.
Claro que cuando los comunistas llegaron al poder ya no necesitaron apelar a esos instintos para mantenerse en él. Lo lograron a través de repartir privilegios a unos e intimidar a los que pensaban diferente. En realidad, los regímenes comunistas, luego de llegar al poder, resultó que duraron largo (en Rusia 72 años).
Cuando ya tuvieron el control absoluto, fue muy difícil sacarlos del poder y reemplazarlos por regímenes democráticos. Es más, en el mundo todavía hay cuatro países gobernados por partidos únicos comunistas (China, Corea del Norte, Cuba y Vietnam).
Obviamente, una manera de evitar que esos regímenes lleguen a tener el control absoluto de sus países hubiera sido demostrar a sus partidarios que iban a producirse demasiadas injusticias, que las absurdas venganzas iban a producir demasiado dolor y que sí hay vías democráticas para lograr sociedades más justas.