Los niños de la Unidad Educativa Pichincha evacuaron sus aulas y llegaron al patio del plantel. Fotos: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Una sirena se activó a las 11:46 de este miércoles 18 de mayo, en la Unidad Educativa Pichincha, ubicada en Toctiuco, en el centro de Quito.
Cerca de 200 alumnos de primero hasta séptimo año de básica salieron de sus aulas con dirección al patio; unos lo hicieron calmados, otros lloraban y, a unos pocos, les pareció algo divertido esta acción generada por la réplica ocurrida esta mañana y que tuvo como epicentro Mompiche, en la Costa ecuatoriana.
Según el Comité de Operaciones de Emergencia (COE), en la ciudad todavía se evalúan los posibles daños por los fuertes sismos.
En la Escuela Pichincha sí hubo daños. Entre el suelo y la pared del muro de contención, que divide, la institución con una guardería, hubo una rajadura. Son como 15 centímetros en dónde se abrió el suelo y el muro.
Este daño ha sido progresivo, desde el primer terremoto, del 16 de abril pasado ese día hubo ya un desprendimiento del muro. Pero esta mañana, el daño es evidente e incluso representa un peligro para los niños. Por eso fue cercado esa zona y también el patio de la guardería colindante.
Entre el suelo y la pared del muro de contención hay una rajadura.
A las 11:46, cuando se activaron las alertas, los estudiantes de inmediato se ubicaron en el patio de la escuela. Sentados sobre el cemento escucharon las instrucciones de sus maestras, quienes les pedían guardar la calma.
“El mérito es de los niños, que se tranquilizaron y que pudieron salir con las manos cubriéndose sus cabezas” dijo Mónica Díaz, maestra del séptimo C.
Para otros niños fue imposible mantener la calma. Al menos dos niños lloraban desconsoladamente por sus familiares.
Melany, de segundo año de básica, recordaba que su abuelita vive en una casa de adobe y que ya se cayeron tejas por el movimiento de la madrugada de hoy.